El lugar más alejado de las personas foráneas era el lugar más recóndito de aquella pareja, un espacio donde tenían la privacidad y a la vez, tenían acceso al exterior. Esa casa tenía un pequeño sótano que daba con la fachada y donde se tenía una rejilla donde se podía ver hacia afuera e inclusive tenían cámaras por donde tenían acceso a ver a las personas que pasaban por enfrente de la casa.
Este
sótano estaba dividió en dos partes, una parte tenía los implementos para
realizar esculturas y estaba totalmente acondicionada para no generar ruido
externo. La segunda parte tenía todo para que se pueda realizar pinturas en
óleo.
La
mujer se dedicaba a la pintura, ya que ella tenía una gran capacidad para poder
expresarse a través de los colores y sobre los trazos, los pocos cuadros que
había terminado no se centraba en los detalles, pero si en lo que podía
expresar con cada parte del cuadro. Ella utilizaba siempre un cuaderno donde
apuntaba lo que significaba cada paso que iba realizando en el cuadro.
En el caso del hombre, se dedicaba a realizar esculturas, le gustaba realizar esculturas humanas o con rasgos humanos, la facilidad con la que usaba las manos era muy impresionante, se tomaba mucho tiempo para poder perfeccionar el detalle de cada parte de la escultura, algunas veces olvidaba el tiempo que dedicaría al proyecto por hacer que las partes sean lo más cercano a lo que él había imaginado.
- Hoy espero poder terminar la pintura que estuve haciendo esta semana, a veces quisiera terminar rápido, pero siento que algún trazo no me va parecer el más adecuado y voy a tener que realizarlo de nuevo. ¿Cómo vas tú?
- No lo sé, hoy estuve realizando un par de orejas, creo que me ha tomado todo el día, porque no he avanzado otra cosa. Yo si prefiero tomarme todo el tiempo que sea necesario para que quede perfecto.
- Algunas veces debemos respetar los tiempos, sino los clientes no van estar a gusto con su trabajo
- ¡Es cierto!
- Te voy a preguntar algo que no sé si te has percatado.
- ¡Dime!
- ¿Por qué siento que estamos almorzando, si son las 8 de la noche?
- Estas equivocada, no estamos almorzando, solamente estamos comiendo juntos. Creo que he olvidado como usar el reloj. Nos pasamos tanto tiempo haciendo nuestros proyectos, que simplemente hacemos una pausa para alimentarnos, ¿no te parece?
- Si, tienes razón. Pero - usa un tono más alto de confusión - tampoco recuerdo que hallamos salido de casa en un tiempo muy largo, no recuerdo que hayamos salido. Tú, ¿sí?
- Creo que debes descansar, está fallando tu memoria por tanto trabajar, claro que hemos salido.
- Estoy segura que no y te lo voy a probar - ella camina hacia la puerta e intenta abrir - esta con llave. ¿tienes la llave?
- Claro que, si tengo la llave, está en el sitio de las llaves. Toma una y abre la puerta.
- Si ... - toma las llaves y abre la puerta, ve todo oscura la calles, solamente estaba iluminada a la zona que estaban los postes de luz. También estuvo esperando poder ver personas en la calle, pero en ese momento no divisó a nadie - ¿No te parece raro que no pasen personas a esta hora?
- No lo creo, deben estar cenando en casa o haciendo sus cosas. Sigamos comiendo, ven, siéntate.
- Está bien. Creo que solamente estoy un poco cansada. Pero por ahora terminemos de comer.
Al
término de su comida, ambos fueron a sus respectivos cuartos de trabajo. Las
horas fueron pasando y seguían mejorando los detalles de sus obras.
Lo
ventajoso para ellos era que en la madrugada no había ruido y podían aprovechar
para escuchar música de su agrado para poder inspirarse. A pesar de todo,
intentaban generar el menor ruido posible.
Al día
siguiente, el hombre se despertó en la mesa del comedor, al parecer no había
podido dormir bien y solo pudo concluir su sueño en ese lugar. Por su lado, la
mujer había despertado en el sillón de la sala al lado de la televisión que
estaba prendida, casi sin volumen.
El
hombre lo primero que hizo rápidamente fue ir a ver su estatua como iba y luego
a asearse para empezar su día. Al finalizar su ducha fue a desayunar algo
ligero y se puso a trabajar.
En el
caso de la mujer, lo primero que hizo fue asearse y cambiarse, que era algo
habitual en su rutina. Luego desayuno un poco y continuo el trabajo que aún no
concluía.
Horas más tardes, ambos habían preparado la comida, porque hacerlos juntos era la forma más rápida de realizarlo, viviéndose las tareas. Minutos más tardes, ambos estaban sentados en la mesa comiendo.
- Hoy amanecí aquí mismo, creo que bajé a tomar agua, pero me quedé dormido aquí.
- Ni me digas, yo desperté en el sillón. Cuando no tengo inspiración para terminar mis lienzos, busco despejar mi mente.
- Pero siento que, si he avanzado, creo que podría terminar mi escultura en una semana.
- ¿por qué...? – ella mira la hora y se percata que eran las 9 de la noche – ¿te has dado cuenta que siempre estamos comiendo de noche? ¿no te parece raro?
- No. ¿Por qué lo sería?
- Me hace sentir como si no viviéramos 24 horas. No recuerdo el día, pero si la noche. No recuerdo a nuestras amistades, ni recuerdo que en nuestra calle pase gente.
- ahora que lo mencionas, no recuerdo los nombres de nuestros vecinos – continúa comiendo – es raro.
- Ya te das cuenta, que esto es raro. Creo que deberíamos salir a dar una vuelta por la cuadra
- Si, aprovechemos ahora mismo – ellos se acercaron a la puerta, la abrieron. Se miraron, pero no pusieron un pie afuera – vamos, no dijiste que querías salir.
- Sí, pero siento que no es correcto. Me da miedo.
Ambos
se quedaron frente a la puerta abierta, sin moverse. La calle estaba desolada,
fría y oscura, sin personas que caminaban por las veredas. Aparentemente tenían
ambos la posibilidad de salir y caminar, pero no se movían, seguían mirándose
temerosos.
El
hombre cerró la puerta y ambos regresaron a su trabajo, ese día trabajaron sin detenerse
a pensar en lo que había sucedido. Solamente intentaron olvidar lo sucedido.
Al
pasar más de una hora, la mujer sale corriendo a la puerta, la abre con la
llave que tenía, pero nuevamente no puede caminar hacia la calle y empieza a
buscar en sus cosas algo que la haga entender que estaba sucediendo. Minutos
más tarde empieza a gritar asustada y el hombre va a buscarla. Ella en todo
momento menciona que ella es una enfermera y no una pintora. A pesar de esto,
el hombre no le entiende hasta que ve que en el armario esta la ropa de trabajo
y era a toda vista de una enfermera. Cuando él ve su ropa, descubre que también
era un enfermero. Ambos estaban confundidos.
El
hombre empieza a racionalizar el problema intentando ver que sucedía, porque la
mujer había quedado en shock y no se movía, solamente estaba respirando. El
hombre se dispuso a revisar documentos o las cámaras desde la computadora, pero
se dio con la sorpresa que no era posible tener acceso porque no se sabía la
contraseña. No la recordaba o no la sabía.
Mientras
buscaban que hacer para resolver el problema, la hora ya se acercaba a la media
noche y solamente atinaron a guardar un par de cosas en sus mochilas y se
decidieron a salir de la casa. A pesar de no saber qué sucedería, lo iban a
intentar.
Ambos
empezaron a bajar las escaleras rápidamente, para evitar que la hora les jugara
en contra. Los 21 escalones los bajaron en menos de 20 segundos y se
aproximaron a la puerta. En ese punto habían olvidado todo lo que tenían en el
sótano, las esculturas y las pinturas, las brochas y la arcilla, los bocetos de
sus trabajos. Al abrir la puerta, ambos se empujaron, mutuamente, hacia afuera.
Al estar fuera, vieron la oscuridad, escucharon el silencio y a lo lejos una ambulancia. Ambos empezaron a recordar parte de su día anterior con muchas imágenes que llegaban a su mente.
- A ti también te llegó esas imágenes ¿cierto? - dice ella - todo eso lo bloqueamos haciendo pinturas, en mi caso, y esculturas en el tuyo.
- Si, también las vi. Mejor regresemos a la casa.
- No, vámonos y empecemos de nuevo. No quiero que esos recuerdos sigan aumentando. Cada día que pasa nuestras mentes van a seguir bloqueándolos y quizá un día ya no podamos regresar.