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martes, 30 de diciembre de 2014

UN INVITADO QUE NUNCA OLVIDAREMOS

Era un caluroso día de verano y el calendario tenía una imagen de un niño con el título: “La inocencia de un niño es el mayor tesoro de la humanidad”, la madre estaba viendo la imagen pensando en sus dos hijas y su hijo, dándose cuenta de la suerte que tenía por tenerlos.

Su hija mayor estaba disfrutando su lonche en el comedor de la casa sin preocuparse por nada, simplemente concentrada en terminar lo que su madre le había preparado, mientras su madre seguía viendo la imagen del calendario de su cuarto. 

Su hermana menor y su hermano llegaron corriendo al comedor también a disfrutar del delicioso lonche y empezó la bulla de las seis y treinta de la tarde-noche que hacía que esa casa tuviese vida, ese sonido que su madre añoraría tiempo después cuando crezcan y cada uno tome su camino, pero que por ahora la hacía sentir en casa.

Las niñas y el niño terminaron, salieron disparados a jugar al cuarto de la hermana mayor, que tenía cinco años, subían corriendo y gritando por las escaleras para saber quién iba llegar más rápido, pero de pronto su hermano menor que estaba yendo primero se detuvo bruscamente, intentando ver de dónde venía ese sonido.

  • ¿Escucharon? – Preguntaba el niño asustado- ¡Escuchen!
  • No escucho nada, estás loco- Decía la hermana menor- mejor vamos a seguir subiendo que nos falta terminar de jugar o te sacamos y pierdes.
  • No, suban porque ese sonido lo tengo que encontrar antes, no las puedo dejar en peligro, mientras yo viva ustedes jamás les pasará algo malo.
  • Ya déjalo, seguro te has confundido- Decía la hermana mayor mientras seguía subiendo-Vas a quedarte porque nosotras si vamos a subir.
  • ¡Escuchen! – Decía él, mientras se quedaron en silencio. El ruido venia del sótano- Está en el sótano, ¿qué vamos hacer?
  • ¿Vamos? Yo no voy a bajar- Decía la hermana menor- debemos de avisarle a mi mamá.

El sonido empezó a ser más fuerte a cada momento, mientras ellos empezaron a mirarse aterrorizados, sin saber qué hacer. La noche estaba llegando a la casa y no se habían encendido las luces, la noche estaba dejando en total oscuridad a la casa poco a poco. Las dos niñas y el niño se agacharon en la escalera, esperando ver que algo saliera de algún lugar. La escalera era en forma de “L”, la parte más alta estaba oculta por una pared de un cuarto del segundo piso y solamente se podía ver si uno se agachaba lo suficiente como para ver a ras del suelo, un lugar muy preferente para unos niños.
  • No nos vamos, tenemos que ver de qué se trata todo lo que está ocurriendo- decía el hermano, mientras se arrodillaba para poder ver qué pasaba en la sala y sus hermanas estaban abrazadas detrás de él- no tengan miedo,  yo estoy acá.

Un hombre arrastraba a otro muy agitado, lo tenía tomado por la cabeza y lo llevaba a arrastras a la entrada de la casa, el niño miraba atentamente. La oscuridad impedía ver todos los detalles pero se podía distinguir las formas humanas en la entrada de la casa que estaba cerrada, ese hombre lo colocó y lo empezó abrir por el estómago. 

El niño asustado las agarró de la mano a sus dos hermanas y las llevo corriendo a su cuarto, ninguno gritó, solamente atinaron a correr.

  • ¿Qué pasó?- Pregunto la hermana mayor- responde rápido.
  • No van a creerme, un hombre abrió por la barriga a otro que arrastro desde el sótano- Decía el niño muy asustado- no debemos salir, mamá nos encontrará.

Se escuchó que tocaron la puerta y las dos niñas con el niño estaban muy asustados, pero nadie pudo pronunciar palabra alguna, la perilla de la puerta se movía en la dirección correcta para ser abierta, solamente atinaron a retroceder lentamente. 

  • Debajo de la cama, yo las salvaré – Decía el valiente hombrecito de apenas 4 años, con un rostro lleno de miedo. Sus hermanas le hicieron caso –No les va pasar nada.

La puerta se abrió y entró la madre, ella se percató que estaba pasando algo malo y solamente atino a caminar lentamente hacia su hijo abrazándolo, mientras sus hermanas salían lentamente de su escondite.

  • Mamá mi padre es un asesino- Decía la hija mayor, mientras lloraba muy asustada- mi padre…
  • ¿Por qué lo dices?- Preguntaba la madre- tu padre es una buena persona.
  • Te voy a contar lo que he visto- intentaba hablar pero estaba muy asustada, pero logró contarle todo mientras sus hijos estaban muy atemorizados- ¡tengo miedo!
  • Tenemos que hacer algo- Decía la madre, en ese instante pensaba que persona en realidad estaba en la sala de la casa- voy a bajar y saber que está pasando en la casa, tal vez sea un ladrón.
  • No bajes mamá, puede hacerte daño-Decía el niño intentando persuadir a su madre- o quieres que te acompañe.
  • Yo voy a bajar sola y si no pasa nada vendré por ustedes, deben estar en silencio-Decía la madre a los pequeños que estaban asustados- voy a regresar no se preocupen.

La madre bajo lentamente por las escaleras estudiando la situación en la que se encontraba, porque tenía miedo que alguien hubiese entrado a robar, paso a paso estaba descendiendo hasta el último peldaño de la escalera y vio lo que ocurría en la sala y subió corriendo sin hacer ruido. Tocó la puerta y los niños se acercaron para saber qué había ocurrido.

-Tenemos que bajar rápidamente- Decía la madre muy agitada- vamos.

Los pequeños siguieron a la madre, bajaron lentamente los escalones de la escalera, la luz seguía apagada y había pasado más de una hora, la casa estaba muy oscura y nadie podía ver nada, ellos iban caminando en fila india para poder saber que todos estaban juntos. La madre se detuvo delante de la sala y se prendió la luz, la imagen oscura desapareció con la luz y se pudo observar lo que estaba pasando, la hija mayor tenía a su hermano por el brazo derecho delante de ella y a su hermana tomada por el brazo izquierdo también delante de ella, estaban los tres muy sorprendidos de lo que estaban viendo.

  • ¿Qué pasa? -Pregunto el padre asombrado, mientras la madre lo miraba sonriente- ¿Quieren ayudarme? No tengan miedo lo que está en el suelo no es una cabeza humana de verdad, solamente es una máscara que compre y lo puse sobre una pelota vieja.
  • ¿Qué haces papá?- Preguntó el niño- yo te vi arrastrando a un hombre desde el sótano.
  • ¿Cuál ese?- Preguntó el  padre, señalando hacia el suelo- No es un hombre de verdad es el muñeco de año nuevo.

El padre explicó de que se trataba, los niños lo escuchaban atentamente, al parecer no recordaban que lo hacían todos los años como símbolo de olvidar los malos recuerdos de lo que había sido el año que estaba pasando, pero para ellos solamente era celebrar con fuegos artificiales una fiesta.

  • ¿Y ahora me quieren ayudar?- Preguntó el padre- Porque quiero que esta vez salgo mejor que el de años anteriores.

Todos en la casa afirmaron con la cabeza y se pusieron a ayudar para darle vida a este ser inanimado que tiene solamente menos de un día en cada hogar que sigue con la tradición.

  • ¿Papá y si mejor no lo quemamos, no podemos quedarnos con él? Sólo por esta vez- Pregunto la hija mayor, sus hermanos la apoyaban en todo momento- Creo que eso no se va poder.
  • Podemos sacarnos fotos con él y decir que fue nuestro invitado a la fiesta de fin de año, ¿Les parece?-Decía el padre y los niños afirmaban con la cabeza muy entusiasmados- Un invitado que nunca olvidaremos. 

La hora siguió avanzando y dio media noche, el momento donde los niños entre lágrimas se despidieron del invitado de honor, mientras los fuegos artificiales iluminaban el cielo de muchos colores.

  • A veces no es una buena forma morir en este día y de esta manera– decía el hombre que yacía en el suelo mientras empezaban a explotar los cohetones que tenía por todo el cuerpo - …

domingo, 16 de noviembre de 2014

SOY COBARDE COMO TÚ

La noche estuvo tranquila y los peatones desatentos a los acontecimientos que se daban en ese instante. Los automóviles estaban estancados en la avenida, los cláxones sonaban estrepitosamente intentando que avanzara la interminable fila.

  • Todo Javier Prado- gritaba el cobrador - ¡Es el último carro! ¡Hay batida! - Intentaba usar sus mejores armas para que suban las personas y al parecer lo estaba logrando - ¡Este va más rápido!

Las personas que estaban en el paradero abordaba la unidad de transporte, intentaban llegar a casa lo más pronto posible, así que nadie se percataba con quien se sentaba ni quien estaba cerca, el cansancio hace que las personas olviden los detalles de la vida. El joven estaba sentado en la penúltima fila y ella muy cerca pero ambos no sabían que el otro estaba justo a su costado.
  • Hoy no puede demorarse más el carro, ahora pienso que caminar no es malo - Pensaba el joven mientras veía a los transeúntes ir por la calle a paso lento pero más rápido que él- bueno hoy no tengo nada urgente por hacer.

Los carros seguían sin moverse y el conductor parecía que empezaba a fastidiarse de tanto estar en el mismo lugar. El cobrador contaba sus monedas, haciendo cuentas para ver si su esfuerzo tenía frutos y al parecer el día había sido más que positivo.
  • No hay nada interesante en este carro, todos durmiendo de cansancio o de aburrimiento- pensaba el joven de ojos azules, mientras movía la cabeza de derecha a izquierda - Esperen un momento quien es esa bella señorita que está durmiendo, creo que es una estudiante porque tiene una mochila bien agarrada por ambas manos - la miraba sorprendido- ¿Quién será? es la primera vez que la veo en esta ruta- ella no daba señales de despertar y en el carro todo seguía igual- pero pesar de no haberla visto me parece muy conocida.

Los carros empezaron a avanzar y el conductor  sabía que no lograría avanzar muy lejos, él miraba a todos lados y empezaba a tomar la izquierda y buscar cómo llegar hasta la siguiente parte del camino. Logró encontrar un camino hasta llegar a la avenida y todos se bajaron, cada quien tomó su camino.
  • ¿Quién habrá sido? bueno es mejor que siga mi camino - decía en voz baja recordándola y olvidándola para regresar a su vida cotidiana- será mejor que me dé prisa.

Tomó dirección hacia su casa el joven de los ojos azules, como todos los que habían bajado. Pasaron los días y el joven volvía a casa nuevamente, no estaba seguro con que carro ir.
  • ¿Ahora que carro tomo hoy? - pensaba mientras decidía cual tomar- ayer tomé ese, mejor espero el siguiente- el joven subió al carro siguiente mientras que la gente subía detrás de él, se sentó en el lugar más próximo que vio- ahora que recuerdo tengo que responder un mensaje- pensaba mientras observaba a los pasajeros y respondía el mensaje pendiente- un momento ella es la señorita del otro día estoy seguro - pensaba sonriendo, mientras ella estaba sentada un asiento delante de él en la parte derecha- ¿Acaso me recordará? ¡lo más probable no!

Los carros avanzaban lentamente sin detenerse, para el horario era interesante para cualquier persona dentro del mismo, a este no le tomo ni quince minutos en llegar al punto donde todos bajarían a continuar su viaje diario a casa, todos bajaron sin excepción y empezaron a caminar hacia sus nuevos paraderos. El joven seguía con la vista a la señorita que iba justamente delante de él y que al parecer tomaría su mismo camino, la suerte estaba echada para él.

Estaban cerca del semáforo para cruzar y él estaba muy nervioso no sabía si hablar, estaba caminando raudamente para acomodar las condiciones para él y el semáforo ahora estaba terminándose el verde.
  • Hola señorita, la verdad no hablo a personas extrañas yo tampoco y pensaría lo que está pensando, pero da la casualidad que usted para mí no me es extraña, recuerdo haberla visto hace unos días en el mismo carro en el que venía y bueno pensé en presentarme antes que no la vuelva a ver- la señorita lo miro muy impresionada y atemorizada, ella empezó a avanzar hacia el paradero cuando el semáforo ya estaba en rojo- no se valla, no soy una mala persona – empezó a sonar un claxon- me llamo … - tres metros más abajo cayó el joven-no debía pasar estos, solamente me acerque para conocerla y saber cómo se llamaba, ahora no la veo cerca y se está corriendo de miedo, de eso estoy seguro- pensaba el joven que yacía en el suelo con algunos huesos rotos y sin poder moverse- no debía pasar, ¿Por qué cuándo soy valiente me pasa esto? Acaso no todos tenemos derecho a ser valientes.

La noche vestía su mejor traje porque se podían ver su vestido lleno de puntos iluminados. Muchas personas miraban al joven estar inmóvil en la pista, mientras un señor de edad avanzada llamaba a los bomberos a que ayuden al pobre joven. Algunos conductores seguían avanzando desinteresado por lo que sucedía o porque tal vez no era necesario que se detuvieran.



“Y eso sería lo que pasaría, por eso creo que mejor sigo mi camino, porque puede pasarme eso o tal vez otra cosa peor si me acerco, ser valiente muchas veces no da buenos resultados y prefiero al menos hoy quedarme con la duda- Pensaba el joven mientras cambiaba de camino para no encontrar el valor y hablarle a la señorita que vio por segunda vez en su vida y tal vez la última, - mejor seguiré caminado a mi casa, es la mejor opción, además soy un cobarde como tú y si la señorita no fuera tan guapa ni siquiera quisiera hablarle, como tú, es triste pensar que soy igual que cualquier ser en este mundo, no sé ni siquiera porque al final termino hablando contigo ni buenos consejos me das, siempre buscas la solución más fácil donde tú nunca pierdas”

jueves, 22 de mayo de 2014

EL CUARTO OSCURO Y LA VOZ SINIESTRA


  • Papá ¿Qué hay en ese cuarto?
  • Princesa no puedes entrar ahí, debes evitar que tu hermana y tu hermano entren.
  • Papá ¿Qué hay allí?
  • Pequeña te voy a decir que hay dentro si prometes no entrar.
  • Te lo prometo papi.
  • En este lugar hay cosas malas y otras buenas, pero debes tener cuidado con los ladrones, asesinos, monstruos, demonios y muchas cosas desconocidas, por eso deseo que no entres.
  • ¿Alguna vez has entrado?
  • Sí, pero tú no debes ingresar, quedamos en eso.
  • Está bien.
  • Bueno pequeña nos vemos tengo que ir a trabajar- decía el padre mientras la abrazaba- cuídate y ya sabes.
  • Si, lo tendré en cuenta siempre.
El padre se despidió de su esposa y siguió caminando directo hasta tomar la perilla de la puerta, volteó inmediatamente sonriendo. Era por demás que lo volviera a decir pero con esa sonrisa le estaba confirmando mucho a su esposa, él cerró la puerta lentamente y partió rumbo al trabajo.

La pequeña fue a su dormitorio, el cual estaba en el segundo piso, donde compartía cuarto con su hermana menor, su hermano tenía otro cuarto, la regla es clara niñas con niñas y niños con niños. Ella les contó a sus hermanos los que le había dicho su papá y que también no le contara a nadie más.
  • Tenemos que entrar- Dijo la hermana mayor, esperando que sus hermanos aceptaran- papá se ha ido a trabajar, es el momento.
  • Y si encontramos lo que nos contaste- decía su hermano mientras leía en la pared en un calendario: “La verdad os hará libre”- tengo miedo.
  • Yo pienso que deberíamos ir- Dijo la hermana menor- debemos saber que hay ahí.

Los niños empezaron a caminar rumbo a esa habitación, observando hacia todos lados, el hermano siempre viendo la retaguardia, por si la madre venia, mientras sus hermanas estaban viendo la forma más rápida de llegar, sólo cinco pasos y ya estaban en la puerta. Los cinco pasos ya se habían dado y se miraban entre ellos para ver quien sería el valiente de tomar la perilla de la puerta y girarla, las hermanas eligieron al hermano, quien se negó al comienzo, pero recordando lo que había leído, tomó la decisión de ser el elegido para abrir la puerta. Él abrió la puerta, para adentro estaba más oscuro que la noche y esta hizo un ruido, pero no el típico de chillido de bisagras viejas, sino el de una voz siniestra: “Se atreven a venir aquí sabiendo que hay dentro”, los niños salieron a toda carrera al cuarto de batalla donde habían planeado todo inicialmente, pero el hermano estaba prendido de la perilla y muy asustado para reaccionar, su hermana regreso y lo jaló tomándolo del brazo y el inmediatamente cerro la puerta de un solo golpe.
  • Escucharon eso o solo fue mi imaginación – decía la hermana mayor, mientras su aliento se entrecortaba, su respiración estaba muy fuerte como para continuar hablando- ¿Qué hacemos?
  • Ya no regresemos – dijo la hermana menor- yo también lo escuche.
  • Tenemos que regresar, necesitamos hacerlo, es nuestra obligación porque ya hemos abierto esa puerta y ahora hay que cruzarla.

Acordaron volver y no echarse para atrás, pero nuevamente el camino se tenía que hacer y los pasos eran más lentos como acompañando la música de Mozart “Carmina Burana”, ellos al llegar nuevamente frente a la puerta, tuvieron miedo pero también emoción por lo que conocerían, el hermano siguió siendo el elegido para abrir la puerta, y los tres tomados de la mano lentamente atravesaron la puerta, no había nada que ver solo ellos tres dentro de la inmensa oscuridad, siguieron avanzado hasta estar en la mitad del cuarto y de pronto la puerta se cerró sin hacer el menor ruido, la voz siniestra nuevamente dijo: “Estaba seguro que volverían, ahora su osadía hará que sepan que había aquí dentro, Siéntense y cierren los ojos para que no tengan miedo” La voz comenzó a tomar un tono más natural y empezó a decir:

Un niño de unos diez años llegaba a casa mojado y le pedía a su padre que se quedara con un perro al que había encontrado en la calle, que él lo cuidaría y que no daría problemas. El padre se negó, porque sabía que no lo cuidaría, como él alguna vez también prometió, pero el niño le dijo, “Papá si te doy una razón importante, ¿me dejarías tenerlo?” , el padre medio confundido asintió con la cabeza y se sentó para poderlo escuchar. El niño empezó a contarle diciendo: “Papá hoy cuando venía de la escuela, iba caminando por la acera y lo vi que no podía caminar bien, sentí pena por el e intente seguir mi camino, cuando de pronto vi que un auto venía a toda velocidad contra mí y yo salte para que no me atropellara y así fue, solamente que caí por el pequeño acantilado que está al lado de la acera, rodando hasta caer al lago. Estaba muy adolorido por la caída y no podía nadar, entonces el perro corrió hasta el lago a ayudarme, se subió a una rama de unas plantas que están cerca al lago y se rompieron estas, dándome de donde sujetarme y poder salir tirando de ellas.”

El padre lo abrazó a su hijo y le permitió tener el perro, no se había dado cuenta que al animal que le negaba la entrada a casa era un héroe vestido de un desafortunado callejero que sólo necesitaba un hogar y amor por dar. En ese momento las luces se prendieron lentamente, mientras la voz decía: "¿Quieren conocer más historias, lugares o personas?”, los niños muy emocionados asentían con la cabeza y al estar las luces completamente encendidas notaron que era un cuarto de lectura, donde había todo tipo de historias y para todo tipo de edad. Su madre abrió la puerta, haciendo la simulación como si entrará, porque realmente ella siempre estuvo dentro y fue abrazar a sus hijos, ellos ya estaban iniciados en el hermoso mundo de la lectura y eso la alegraba, desde ese día siempre en aquel cuarto faltaban algunos libros pues estaban siendo leídos y disfrutados.