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lunes, 2 de septiembre de 2019

Una salida sin salida

  • ¡Esta vez debemos aguantar más o no se irán! – Gritaba el líder, seguidamente agitaba su brazo izquierdo – Hoy tenemos que vivir o morir, porque si no ellos siempre vendrán a intentar sacarnos, este es nuestro lugar y si ellos se lo quedan nosotros habremos perdido lo poco que tenemos.
Los Sijunis se veía en el fondo, caminando hacia ellos, con toda la intensión de venir a terminar la tarea que se les fue asignada y dispuesto a todo; sin embargo en las calles nada había cambiado, seguían siendo la misma; vendedores ambulantes ofreciendo sus productos, personas caminando, mirando y hablando, vehículos yendo y viniendo, mientras que el clima tenía una sensación más fría de lo normal. Cada minuto que seguía, los Sijunis seguían acercándose, hasta que su presencia se sentía en la calle. Momentos siguientes su arribo, el silencio se hizo cada vez mayor y tras su caminar dejaban una polvareda, que hacía parecer que era una neblina.
  • Tenemos que hacer un cordón de resistencia y debemos buscar que ellos retrocedan – decía el jefe de los Yunkis mientras los demás buscaban con que defenderse; algunos tomaban palos, otros piedras y unos pocos tenían armas – parece que vamos hacer historia con sangre.
Parte de los Sijunis empezaron a avanzar hacia los Yunkis y estos solo atinaron a lanzar piedras para hacerlos retroceder y poder resistir hasta hacer un plan de contrataque; sin embargo los Sijunis estaban bien protegidos con sus chalecos anti-traumas, por lo que siguieron avanzando sin mayor problema, abriéndose paso con sus varas anti-motin, golpeando a todos lo que se cruzaran delante de ellos, por lo que algunos hombres de los Yunkis, al no tener como aguantar esos golpes, rompieron filas y corrieron a buscar donde esconderse, algunos se pusieron detrás de los autos, otros detrás de postes, otros empezaron a meterse en cualquier casa que estuviera abierta; todos con una sola idea: “contraatacar”.

Los Yunkis no tenían como ganar la batalla, tal vez en número eran más que los Sijunis, sin embargo ellos tenían mejor equipamiento, con el cual podrían terminar con los Yunkis en minutos. A pesar de estas diferencia marcadas, un error de los Sijunis, los podrían hacer perder todo, porque la superioridad numérica de los Yunkis era evidente, inclusive para ellos.

En ese momento ambas trincheras tenían que decidir si perderlo todo (su vida, su familia, sus sueños, sus esperanzas) o buscar ganar la batalla. Todo eso tenía que sobre pesarlo, para poder seguir adelante.
  • Yo no puedo seguir acá, debo irme – pensó el joven, mientras retrocedía, palpaba una pared y veía al enemigo, e iba buscando donde entrar para esconderse – No hay salida, no podré salvarme – Un grupo de jóvenes de los Yunkis también retrocedían con él, ya que al parecer los Sijunis seguían avanzando despacio y ganando mucho terreno – debe existir alguna salida en esta casa, no parece que esté completamente construida.
El enfrentamiento estaba empezando a ponerse más tenso, las balas  empezaron a volar por los aires y las pocas piedras de los Yunkis ya se estaban terminando. Esta lucha iba poniéndose más y más violenta, con más golpes y gritos, con más polvo en el aire. Al parecer los Sijunis estaban entrando con fuerza y los Yunkis estaban siendo acorralados, por lo que tres muchachos vieron como mejor opción seguir al joven, quien iba entrando a una casa, en lugar de quedarse a terminar la lucha.
  • ¿Qué debemos hacer?, ellos nos van a atrapar y nadie sabrá que hicieron con nosotros, ninguna persona nos va a ayudar después, aquí solo hay un cosa clara, si desaparecemos nadie lo notará – Decía uno de los jóvenes de los Yunkis muy asustado y angustiado, mientras intentaba apurar a los demás a que busquen una manera para poder salir de ese enfrentamiento – es momento de buscar una salida o tal vez debamos trepar la pared, sobrado podemos salir por ahí, aunque se ve que es bastante alta, prefiero una hueso roto, que estar encerrado por muchos años.
  • Vengan – Se escuchó la voz de Sergio, quien había movido un tripley de madera que estaba recostada en una pared de ladrillo – miren lo que encontré aquí – Sergio iba desempolvando la pared con la mano, al salir el polvo se iban notando algunas palabras – salida a Calle 1, calle 2, calle 3, calle 4, no usar – Las indicaciones de esta pared hacía pensar que en el lugar estaba acondicionado para escapar, aunque por las caras de los presentes no tenían conocimiento a donde daban estas salidas de escape, sin embargo en ese momento tenían que tomar una decisión o tomar la salida desconocida o morir – Ya no hay tiempo, es momento de elegir, tal vez sin conocer que nos dará al cruzar estas salidas, pero es eso o quedarse acá y ser atrapado.
Uno de los jóvenes del grupo logró divisar una escalera de madera, la cual estaba tirada debajo de un plástico color negro, que era casi imperceptible al estar lleno de tierra, sin embargo dejaba ver una pata de la escalera. Sergio rápidamente la colocó para poder ser usada y tomo la opción “calle 1”, mientras los demás jóvenes lo apuraban con susurros, para no ser escuchados y más porque todos querían salir, ya que los Sijunis seguían acercándose.

Al terminar de subir la escalera, Sergio vio la mitad de la casa construida totalmente e inclusive se veía a medio construir el segundo piso, mientras la segunda mitad le faltaba construir el techo, además tenía un patio grande con algunas jaulas con animales de campo y una pequeña plantación de maíz, ya por cosechar. Lo que vio luego fue un tanto inusual, ya que no encontraba una relación entre los nombres y el camino que debían tomar. Lo desalentador era que lo que él veía era lo único que tenían como camino, por lo que se tomó unos segundos para analizar el perímetro de la casa para poder encontrar una pista de donde seguían los caminos, esta búsqueda dio resultados; en el perímetro del frente encontró los números 1, 2, 3 y una X, mientras que el en segundo piso divisó el 4, motivo por el cual empezó a avanzar hacia la opción que había elegido. Para ese momento, en la calle había mucha bulla, sin embargo a pesar de estar a la altura de un piso no lo podían ver.
  • Apúrate, debes avanzar, nosotros también necesitamos la escalera – susurraba un joven que se encontraba tomando la escalera y estaba lleno de nervios y angustiado por no saber qué iba a suceder sino subiese a esa pared – en las afueras el fuego ha cesado nuevamente, los Sijunis están avanzando – debes avanzar, solo avanzar.
  • Deben usar el perímetro, al frente están las salidas 1, 2, 3, y la x. Que tengan suerte – Dijo Sergio pasando rápidamente a su camino, mientras los demás iban subiendo uno a uno, eligiendo diferentes opciones, ya que él había dicho que las salidas podían ser elegidas todas a la vez, sin embargo ellos eran cuatro y uno debía esperar subido en la pared hasta que el otro haya avanzado lo suficiente para poder subir –Yo tomaré la salida “Calle 1”, parece que va llevarme a una calle principal, por algo es la opción 1.
  • Ahora sigo yo – A lo que jaló la escalera para poder acceder a su boleto de salida y los otros dos jóvenes lo alentaban para que subiera rápidamente – Suban rápido.
  • Ahí voy, con fe – En ese preciso instante, solamente faltaba una persona a que subiera y el fuego había cesado, solamente se escuchaban pasos y voces – Ya se ha terminado todo o están recogiendo cadáveres – Pensó el último joven mientras iba subiendo la escalera y los demás iban a toda prisa por el perímetro construido – Es hora de apurarme sin ver atrás, desde ahora cada uno ve cómo salvarse.
  • ¿Por qué yo debo ser el último? -  decía el ultimo joven mientras tomaba la opción “Calle 4”; que hizo conjuntamente con tirar la escalera para que no pensaran que habían huido por allí y el mismo polvo de la caída tapó parte del uso que le habían dado a la escalera, y la otra parte fue el polvo de los Sijunis que había dejado al entrar a buscar sobrevivientes, por lo que pasó por desapercibido el escape de estos cuatro (4) jóvenes – ¿Para donde darán estas salidas? – Se preguntaba para sí mismo – No espero que me reciban al otro lado pero al menos un camino libre para poder escapar.
Mientras los jóvenes iban caminando en el perímetro de la casa contigua para tomar las salidas elegidas, unas personas que estaban dentro de la casa, los vieron caminar por el perímetro de la casa; sin embargo no dijeron nada, solo atinaron a observarlos. La desesperación que tenían les jugaba en contra porque era necesario ir rápido, pero al mismo tiempo no hacer mucha fuerza o resbalarían y a esa altura había posibilidades de darse un golpe fuerte. Su estrategia en la forma de avanzar hizo que puedan llegar todos al extremo, donde ellos podían considerarse a salvo, ya que la calle estaba siendo posesionada por los Sijunis y ninguno de los Yunkis llegaría por ellos a rescatarlos.

El polvo bajó poco a poco, lo que hacía que se pudiera divisar mejor a todos los que estaban cerca. A pesar de esta mejora de la visión, nadie fue apresado, por alguna razón todos habían huido de manera exitosa.
  • No lograron atrapar a nadie, ¿cierto?, Ahora que vamos a decir, ¿Qué la tierra se los tragó a todos? – Decía molesto el jefe de los Sijunis – tenemos que observar bien, ellos conocen mejor el lugar que nosotros y pueden estar escondidos en alguna parte, tal vez estén todos juntos.
Los Sijunis hacían trabajos sobrehumanos para poder divisar la ubicación del enemigo, a pesar que todas las casas podían ser un escondite, aunque ninguna tenía movimiento por dentro. Por lo que no tuvieron éxito y su única opción fue retirarse, ya que el contrataque iba ser inminente y ellos debían de volver a revisar los mapas del lugar para poder saber si había algún lugar por donde los Yunkis podían escapar.

Mientras los Sijunis buscaban, los jóvenes estaban listos para la siguiente parte del camino, los cuales no eran iguales para los cuatro, ya que la opción “Calle 4” tenía que entrar al segundo piso, el cual estaba totalmente abandonado y oscuro. Por otro lado las otras 3 salidas daban a unos ductos tan grande como para el tamaño de una sola persona, además estos no se veían muy limpios ni con mucha visibilidad; sin embargo los tres jóvenes decidieron lanzarse sin dudarlo. A lo que entraron a los ductos, empezaron nuevamente los disparos, ya que los Yunkis habían considerado oportuno el contrataque.

La salidas daban a calles contiguas, pero todas salían a lados diferentes entre si - ¡Nooo…¡, – Gritaba Sergio mientras agitaba las manos e iba cayendo al fondo del ducto – Parece que no termina este camino, parece que no tiene fin – continuaba gritando dentro del ducto, mientras en los exteriores habían vuelto a cesar el fuego y los Yunkis habían retrocedido lo suficiente para que Los Sijunis tomen posición definitivamente de esa calle – creo que ya se ve la luz, ahora debo escapar antes que me encuentren.

Al salir del ducto el joven vio mucha basura dentro de  bolsas negras por todos lados, montículos de desmonte, algunas fogatas humeantes con piedras en los bordes, algunas jaulas con dimensiones donde podían entrar animales grandes. A pesar de que habían restos del paso de los hombres, solo se veía una persona caminando – ¿Dónde estoy? – Se cuestionó el joven en voz baja, a lo que esa persona se acercaba a una jaula -¿Qué está haciendo ese hombre?

El joven caminaba rápido en dirección a esa persona y este caminó hasta quedarse frente a una jaula, donde había una persona.
  • Corre o terminaras así – decía en voz alta esa persona quien en ningún momento volteo a  verlo – ellos están cerca y querrán atraparlos a todos, toma un avión que siempre vuele al sur, ese es el camino – El hombre que empezó a levantar las manos, haciendo una señal al cielo – Es momento de correr – grito con voz terrorífica – es hora.
El joven corrió apresuradamente buscando donde esconderse, a lo que encontró un pasaje de nombre “sur” y seguidamente entró a esa calle, sintiendo que esa era la señal que aquel hombre le había indicado.

El joven sintió que no podría respirar y gritó - ¡Nooo…! - Sin embargo rápidamente se dio cuenta que si podía respirar y que no estaba siendo perseguido por nadie y que solo estaba echado en su cama.
  • Solo fue un sueño, no debo preocuparme, solo un sueño – el joven seguía respirando rápido y fuerte, tomando todo el aire posible que lo pudiera calmar y reconfortar. Al tener un poco más de conciencia de su entorno, empezó a buscar con la mirada su reloj, para poder saber cuánto tiempo había pasado – Son las 11:30pm, solo he dormido 10 minutos, sentí que había pasado más que ese tiempo.
Esa noche pasó con tranquilidad, dejando pasar los malos pensamientos; sin embargo el joven no se decidía por dormir, porque se sentía raro, cansado y tenso. Él lo sintió muy real y debía tomarlo como un sueño. Pasadas las horas el cansancio hizo que su cuerpo se apague y pierda el control sobre su determinación si dormir o no.

Para la mañana siguiente, el joven hizo su rutina con normalidad, hasta que al salir de su casa, donde tuvo que cambiar su camino hacia su trabajo, porque estaban arreglando las pistas y decidió caminar esas pocas cuadras que a veces prefería hacerlo en bus.
  • ¡Ese hombre me parece conocido! – pensaba el joven mientras caminaba con las manos dentro de sus bolsillos de su casaca – Lo único que no recuerdo es donde lo he visto.
Sin tomar mayor atención siguió su camino a sus centro de labores, donde vio pasar mucha gente, carros, ambulantes, niños y ancianos. Todo lo que veía estaba dentro de lo que él consideraba normal - Este hombre me pareció muy atrayente – pensó el joven, mientras llegaba a su centro de labores – debo olvidar esos absurdos pensamientos, o seguiré preguntándome todo el día si ese sueño tiene algún significado.
  • ¿Estás bien? – Preguntaba un amigo – tienes una cara de haber visto un fantasma.
  • Todo bien, gracias por preguntar. Solamente estoy un poco cansado, supongo que por eso me veo así, pero descuida, tomaré una taza de café y se me pasará.
  • Esa es una buena opción, yo siempre tomo una taza de café en las mañanas y durante el día estoy pilas.
  • ¿Puedo hacerte una consulta? Pero una consulta inusual, no me vayas a tomar por loco.
  • Sí, claro. No creo que sea tan inusual para mis oídos, hasta ahora he escuchado cada caso, no te preocupes.
  • ¿Crees que los sueños dan señales o son la visión de algo?
  • No estoy seguro, pero si fuera así, todos podríamos tener señales, ya que todos soñamos y sería muy rara nuestra forma de actuar, sabiendo parte de lo que te va pasar.
  • No es que yo crea –Decía el joven, mientras movía su cabeza reafirmando su postura – sino que ayer vi un documental acerca de los sueños y como mucha gente cree que son señales o avistamiento del futuro.
La conversación llegó a su fin de forma abrupta, puesto que el jefe vino a dar señal de que empezaba la hora de trabajo y aquellos jóvenes tenía la difícil misión de arreglar un vehículo (cada uno). Mientras la mañana pasaba, los jóvenes iban haciendo su máximo esfuerzo para poder encontrar la solución de la tarea encomendada.

Para la hora del almuerzo, ambos amigos se sentaron juntos y charlaron. En el comedor, no solo estaban ellos, sino sus demás compañeros, quienes compartían cada día las mesas y charlas de los almuerzos.
  • Estuve pensando en lo que le preguntaste a George, algunos videntes dicen que sus sueños les dicen que va pasar y ellos lo transmiten. O algunos diarios tienen una sección donde interpretan los sueños – comentaba otro compañero del trabajo – Solo te buscan sacar dinero y uno que piensa que lo ayudaran en algo y solo te estafa.
  • Algunos programas del medio día presentan a este tipo de personas, pero yo pienso que ellos hacen un espectáculo, porque de eso viven.
  • Alguna vez soñé que tenía mucho dinero y mírame aquí, no estoy muy seguro cuando vendrá ese dinero – Comenta el amigo mientras ríe – pero siempre hay que esperar.
  • Yo creo que los sueños son parte de nuestro subconsciente – comentaba a voz media uno de los que estaba en la mesa – bueno eso leí en alguna revista.
Después de esa última intervención la conversación cambió de tono totalmente y se terminó comentando el último partido del Barcelona con el Real Madrid; al parecer era el tema del momento después que los Culé golearon al equipo merengue.

El turno de la tarde pasó de manera breve, entre arduo trabajo, el calor, cansancio, esfuerzo y diversión. A pesar de ello, los amigos seguían tranquilos trabajando.
  • Bueno George, nos vemos mañana – decía el joven a su amigo de trabajo – Ya es momento de regresar a casa.
  • Así es, mañana será un nuevo día.
Al término de un apretón de manos, ambos caminaron hacia su paradero, metiéndose entre las personas y perdiéndose a la vista del otro.
No hay futbol hoy en la televisión, pero seguramente hablarán del partidazo que se jugó Barcelona – Pensaba para sí mismo, mientras que veía la ventana y por esta a los peatones esperar su carro, los cuales por un momento del día dejaban de ser trabajadores para cambiar su condición a transeúntes, peatones, pasajeros y otros, lo que hacía que rápidamente tengan una denominación especial para cada caso – Si fuera el tema jurídico, la imputación del caso sería interesante, porque uno sería el juzgador y el otro el juzgado, ya estoy yéndome hasta el fondo del pensamiento humano, pero si tuviéramos etiquetas esas serían, el Señor, la Señora, el joven, la señorita, podrían ser algunas etiquetas que nos daríamos unos y otros. – En el transporte un cantante subió y empezó a tocar su cajón, con un tema muy pegajoso hizo que volteara hasta el pasajero mas despistado, la canción hacia justicia a cada sonar del cajón, fue una gran melodía que daba alegría a cada persona en esa unidad de transporte público, como era de esperar muchas personas le dieron una colaboración simbólica y sincera al cantante, quien había hecho su mejor interpretación, esa noche – la canción estaba excelente – Decía el joven mientras extendía su mano al cantante para darle una colaboración, quien estaba recibiendo una gran propina –buena canción.

El cobrador empezó a pasar por cada asiento cobrando pasaje, por lo que el joven pagó el monto habitual, el precio de no caminar. Ese día le dieron boleto, como ningún día que el recuerde, por algunas cuadras por lo general no te daban boleto.

Mientras entraba a su casa Sergio, iba descargando sus bolsillos, dejando sus llaves conjuntamente con algunas monedas o papeles sin importancia. Entre lo que iba sacando encontró el boleto que le habían dado el cobrador del bus, el cual le había parecido raro y en ese momento se dio la molestia de revisarlo, a lo que pudo encontrar que al reverso decía “hoy sigue”. Este mensaje a Sergio no fue relevante y desechó todo al contenedor de basura.

Minutos más tarde, el joven tomó su control y se dispuso a ver televisión, sin embargo no había programa interesante por ver, por lo que del cansancio y el aburrimiento, su cuerpo se apagó.
  • No hay programa para ver y yo pago televisión satelital, es momento de  dejar de pagarlo – Decía Sergio – bueno habrá que ver cualquier cosa, aunque mis ojos se cierren – al primer parpadeo pesado vio todo diferente – ¿qué es eso?, creo que ya debería ir a dormir a mi cama – a pesar que pasaban los segundos y él sentía como atrapado en el sillón – no lo entiendo, me siento que me estoy cayendo pero sigo sentado – Sergio sintió entrar en una montaña rusa y su mente parecía estar cayendo en esta – ¿qué está pasando? – Se preguntaba para sí mismo – no entiendo que pasa – instantes después se dio cuenta que estaba en su sillón, pero no veía el televisor que estaba en frente – no está mi televisor, como es posible que haya desaparecido en veinte minutos.
Al instante que se percató que su televisor no estaba, lo confirmó yendo al lugar donde antes lo había visto, sin embargo no vio que hubieran huellas allí, por lo que atinó abrir la puerta pero todo estaba igual que antes, por lo que volvió al sillón para pensar que hacer, porque si había sido un robo, él debía ir a denunciar.
  • Y ahora que pasa – pensaba mientras escuchaba que empezaba una balacera fuera de su casa – que rayos pasó, no entiendo nada, debo ver que está sucediendo – Sergio salió a la calle a ver si algo estaba diferente que antes y logró divisar las mismas personas del último sueño, donde estaban defendiendo su territorio – Ahora debo huir nuevamente, ¿Qué hacen por acá? – Se cuestionaba todo lo que veía, pero no caía en cuenta que sino corría, tendría un destino fatal – Ahora, ¿para dónde debo ir?
Una bomba estalló al frente de su casa del joven, por lo que él salió volando contra una pared, que lo resistió pero también recibió un duro golpe en la espalda.
  • ¿Qué está pasando?, yo no debo estar metido en esto – reflexionaba ya con la mirada perdida y su cuerpo lleno de sangre - ¡Auxilio!
Todos los que estaban luchando, vieron tirado al joven, sin embargo nadie se acercaba a ayudarlo, solo atinaban a escapar del enemigo. El joven se arrastró a su casa, ya que la única forma que lo ayudasen era pidiendo ayuda a una ambulancia o bombero o morir allí.
  • Es aquí – Decía un hombre que estaba intentando entrar a la casa de Sergio – la derribamos, esa es nuestra última opción – al lograr tirar abajo la puerta, encontraron al joven desmayado en su sillón con sangre en la nariz - ¿Él es nuestra amenaza?, debemos llevárnoslo, aún sigue con vida.