Dos jóvenes empezaron juntos un camino, aunque
no era el mismo. Uno era un joven y el otro una señorita, ambos se trataban
como muy cercanos, como si ambos hubieran sido traídos al mundo por la misma
persona; sin embargo, solo habían coincidido en el largo camino de la vida. A
pesar de esta situación él se enamoró, aunque temía por la amistad que los unía.
Los días transcurrieron hasta que debían enfrentarse al mundo, ella tenía miedo
y él sintió que era el momento de decírselo, al punto de hacerle entender que
él la protegería contra todo, y ella se dejó proteger.
La noche anterior a la realidad, él expresó lo que en realidad sentía, a lo que ella solamente le dijo que lo veía como su hermano.
- No puedo decirte que sí.
- Yo te quiero de verdad, como nadie otro a querido a una mujer.
- Te entiendo y lo sé
- Crees que no soy la persona que esperas, ¿cierto?
- No es eso, abrázame por favor.
- Por supuesto – él le dio un beso en la frente – sé que ya lo pensaste, solo espero que podamos seguir siendo amigos, la realidad está cerca, tú lo sabes, me has ayudado mucho para este enfrentamiento, siempre lo voy a tener presente.
- Yo también espero que sigamos siendo amigos como antes – lo suelta – ahora si vámonos, debemos descansar es muy tarde.
- Es verdad, vámonos, luego de esa iniciación que vamos a tener, es mejor estar mentalizados.
Ambos lograron una iniciación exitosa, con un
poco de traumas pudieron estar en la realidad, una dura realidad que pocos
tenían el privilegio de tener en esa época. Muchas veces sentían miedo dar cada
paso quedaban, ya que rápidamente la realidad los iba cubriendo y veían que antes
de la iniciación sus vidas eran más fáciles y hasta cierto punto más felices.
Meses después, llega una triste noticia a la joven, donde le cuentan como su amigo había sufrido un accidente y que no salía del estado de coma.
- No debes esforzarte por quedarte aquí, tienes que terminar de cruzar, ahora que te veo postrado, yo también quiero irme de la realidad, porque es tan destructiva, que logra acerté añicos con cada paso que uno da. Espérame que yo también llegaré – Ella abre una botella de agua, toma su mano y empieza a murmuran suavemente – las personas que mas uno quiere se van, pero sin ella no prefiero vivir.