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jueves, 30 de noviembre de 2023

Bloqueo: Una forma de Escape

 El lugar más alejado de las personas foráneas era el lugar más recóndito de aquella pareja, un espacio donde tenían la privacidad y a la vez, tenían acceso al exterior. Esa casa tenía un pequeño sótano que daba con la fachada y donde se tenía una rejilla donde se podía ver hacia afuera e inclusive tenían cámaras por donde tenían acceso a ver a las personas que pasaban por enfrente de la casa.

Este sótano estaba dividió en dos partes, una parte tenía los implementos para realizar esculturas y estaba totalmente acondicionada para no generar ruido externo. La segunda parte tenía todo para que se pueda realizar pinturas en óleo.

La mujer se dedicaba a la pintura, ya que ella tenía una gran capacidad para poder expresarse a través de los colores y sobre los trazos, los pocos cuadros que había terminado no se centraba en los detalles, pero si en lo que podía expresar con cada parte del cuadro. Ella utilizaba siempre un cuaderno donde apuntaba lo que significaba cada paso que iba realizando en el cuadro.

En el caso del hombre, se dedicaba a realizar esculturas, le gustaba realizar esculturas humanas o con rasgos humanos, la facilidad con la que usaba las manos era muy impresionante, se tomaba mucho tiempo para poder perfeccionar el detalle de cada parte de la escultura, algunas veces olvidaba el tiempo que dedicaría al proyecto por hacer que las partes sean lo más cercano a lo que él había imaginado.

  • Hoy espero poder terminar la pintura que estuve haciendo esta semana, a veces quisiera terminar rápido, pero siento que algún trazo no me va parecer el más adecuado y voy a tener que realizarlo de nuevo. ¿Cómo vas tú?
  • No lo sé, hoy estuve realizando un par de orejas, creo que me ha tomado todo el día, porque no he avanzado otra cosa. Yo si prefiero tomarme todo el tiempo que sea necesario para que quede perfecto.
  • Algunas veces debemos respetar los tiempos, sino los clientes no van estar a gusto con su trabajo
  • ¡Es cierto!
  • Te voy a preguntar algo que no sé si te has percatado.
  • ¡Dime!
  • ¿Por qué siento que estamos almorzando, si son las 8 de la noche?
  • Estas equivocada, no estamos almorzando, solamente estamos comiendo juntos. Creo que he olvidado como usar el reloj. Nos pasamos tanto tiempo haciendo nuestros proyectos, que simplemente hacemos una pausa para alimentarnos, ¿no te parece?
  • Si, tienes razón. Pero - usa un tono más alto de confusión - tampoco recuerdo que hallamos salido de casa en un tiempo muy largo, no recuerdo que hayamos salido. Tú, ¿sí?
  • Creo que debes descansar, está fallando tu memoria por tanto trabajar, claro que hemos salido.
  • Estoy segura que no y te lo voy a probar - ella camina hacia la puerta e intenta abrir - esta con llave. ¿tienes la llave?
  • Claro que, si tengo la llave, está en el sitio de las llaves. Toma una y abre la puerta.
  • Si ... - toma las llaves y abre la puerta, ve todo oscura la calles, solamente estaba iluminada a la zona que estaban los postes de luz. También estuvo esperando poder ver personas en la calle, pero en ese momento no divisó a nadie - ¿No te parece raro que no pasen personas a esta hora?
  • No lo creo, deben estar cenando en casa o haciendo sus cosas. Sigamos comiendo, ven, siéntate.
  • Está bien. Creo que solamente estoy un poco cansada. Pero por ahora terminemos de comer.

Al término de su comida, ambos fueron a sus respectivos cuartos de trabajo. Las horas fueron pasando y seguían mejorando los detalles de sus obras.

Lo ventajoso para ellos era que en la madrugada no había ruido y podían aprovechar para escuchar música de su agrado para poder inspirarse. A pesar de todo, intentaban generar el menor ruido posible.         

Al día siguiente, el hombre se despertó en la mesa del comedor, al parecer no había podido dormir bien y solo pudo concluir su sueño en ese lugar. Por su lado, la mujer había despertado en el sillón de la sala al lado de la televisión que estaba prendida, casi sin volumen.

El hombre lo primero que hizo rápidamente fue ir a ver su estatua como iba y luego a asearse para empezar su día. Al finalizar su ducha fue a desayunar algo ligero y se puso a trabajar.

En el caso de la mujer, lo primero que hizo fue asearse y cambiarse, que era algo habitual en su rutina. Luego desayuno un poco y continuo el trabajo que aún no concluía.

Horas más tardes, ambos habían preparado la comida, porque hacerlos juntos era la forma más rápida de realizarlo, viviéndose las tareas. Minutos más tardes, ambos estaban sentados en la mesa comiendo.

  • Hoy amanecí aquí mismo, creo que bajé a tomar agua, pero me quedé dormido aquí.
  • Ni me digas, yo desperté en el sillón. Cuando no tengo inspiración para terminar mis lienzos, busco despejar mi mente.
  • Pero siento que, si he avanzado, creo que podría terminar mi escultura en una semana.
  • ¿por qué...? – ella mira la hora y se percata que eran las 9 de la noche – ¿te has dado cuenta que siempre estamos comiendo de noche? ¿no te parece raro?
  • No. ¿Por qué lo sería?
  • Me hace sentir como si no viviéramos 24 horas. No recuerdo el día, pero si la noche. No recuerdo a nuestras amistades, ni recuerdo que en nuestra calle pase gente.
  • ahora que lo mencionas, no recuerdo los nombres de nuestros vecinos – continúa comiendo – es raro.
  • Ya te das cuenta, que esto es raro. Creo que deberíamos salir a dar una vuelta por la cuadra
  • Si, aprovechemos ahora mismo – ellos se acercaron a la puerta, la abrieron. Se miraron, pero no pusieron un pie afuera – vamos, no dijiste que querías salir.
  • Sí, pero siento que no es correcto. Me da miedo.

Ambos se quedaron frente a la puerta abierta, sin moverse. La calle estaba desolada, fría y oscura, sin personas que caminaban por las veredas. Aparentemente tenían ambos la posibilidad de salir y caminar, pero no se movían, seguían mirándose temerosos.

El hombre cerró la puerta y ambos regresaron a su trabajo, ese día trabajaron sin detenerse a pensar en lo que había sucedido. Solamente intentaron olvidar lo sucedido.

Al pasar más de una hora, la mujer sale corriendo a la puerta, la abre con la llave que tenía, pero nuevamente no puede caminar hacia la calle y empieza a buscar en sus cosas algo que la haga entender que estaba sucediendo. Minutos más tarde empieza a gritar asustada y el hombre va a buscarla. Ella en todo momento menciona que ella es una enfermera y no una pintora. A pesar de esto, el hombre no le entiende hasta que ve que en el armario esta la ropa de trabajo y era a toda vista de una enfermera. Cuando él ve su ropa, descubre que también era un enfermero. Ambos estaban confundidos.

El hombre empieza a racionalizar el problema intentando ver que sucedía, porque la mujer había quedado en shock y no se movía, solamente estaba respirando. El hombre se dispuso a revisar documentos o las cámaras desde la computadora, pero se dio con la sorpresa que no era posible tener acceso porque no se sabía la contraseña. No la recordaba o no la sabía.

Mientras buscaban que hacer para resolver el problema, la hora ya se acercaba a la media noche y solamente atinaron a guardar un par de cosas en sus mochilas y se decidieron a salir de la casa. A pesar de no saber qué sucedería, lo iban a intentar.

Ambos empezaron a bajar las escaleras rápidamente, para evitar que la hora les jugara en contra. Los 21 escalones los bajaron en menos de 20 segundos y se aproximaron a la puerta. En ese punto habían olvidado todo lo que tenían en el sótano, las esculturas y las pinturas, las brochas y la arcilla, los bocetos de sus trabajos. Al abrir la puerta, ambos se empujaron, mutuamente, hacia afuera.

Al estar fuera, vieron la oscuridad, escucharon el silencio y a lo lejos una ambulancia. Ambos empezaron a recordar parte de su día anterior con muchas imágenes que llegaban a su mente.

  • A ti también te llegó esas imágenes ¿cierto? - dice ella - todo eso lo bloqueamos haciendo pinturas, en mi caso, y esculturas en el tuyo.
  • Si, también las vi. Mejor regresemos a la casa.
  • No, vámonos y empecemos de nuevo. No quiero que esos recuerdos sigan aumentando. Cada día que pasa nuestras mentes van a seguir bloqueándolos y quizá un día ya no podamos regresar.

sábado, 31 de diciembre de 2022

Estudiantes ahogados

La tarde estaba muy fría, más de lo habitual y más aún que el calentamiento global había cambiado más el máximo y mínimo de temperatura en la ciudad. El viento hacía que pareciera que la temperatura pareciera que estaba más baja de lo normal. A pesar de ello, todos seguían esperando.

  • No recuerdo que haya tanto frío en la capital – comentó una persona del tumulto, mientras esperan a las afueras del recinto – y una teniendo que esperar por horas aquí, se supone que ya es hora de que salgan.

A lo lejos se escuchó una ambulancia, al parecer iba acercándose a mucha velocidad y todos voltearon la mirada, pensado que iba a un lugar cercano de donde se encontraban, sin embargo, paró en la entrada y la multitud debió abrirse para que la ambulancia pueda pasar. Inmediatamente la ambulancia buscó una posición de ingreso, mientras se abrían las puertas de aquel lugar y entró rápidamente; mas no las personas que esperaban afuera. La seguridad logró que nadie ingresara, porque aún la situación no había sido controlada.

En las afueras el miedo se apoderó de las personas, generando que las personas buscaran maneras de escuchar o ver que había pasado dentro, colocando los oídos en la puerta, viendo a través de rendijas de la puerta. Simultáneamente, en el interior, se las personas que sumergieron en un eterno silencio, tanto así que solo se escuchaban los pasos que hacían.

  • Señor Julio Benítez y junta de padres de familia, presentes para comenzar el juicio – decía el narrador del juicio oral, que sucedía un mes después de los acontecimientos.
  • Señor Julio Benítez, en esta parte del juicio se va a tomar el testimonio oral de todo lo acontecido, si bien ya existe testimonios y denuncias, se entiende que la versión ya expuesta en el proceso no va ser diferente y solamente se va ponderar los hechos con ambas partes presentes, por lo cual necesitamos que retomemos los hechos desde que la ambulancia ingresó a la academia de natación – Indicó el Juez – señor transcriptor, atento a los detalles para que sean considerados en su documento.
  • Señor Juez, primero quisiera decir unas palabras. Este suceso fue un accidente, que puede pasarle a cualquier profesor.

Los padres de familia en ese momento empezaron a tomar notas de las cosas que decían, porque no tenían muchos testigos que hubieran estado dentro, en el momento que sucedió todo.

El profesor Julio, consideró empezar a narrar el hecho desde que empezó el día, ya que consideraba importante no dejar ningún detalle.

La clase empezó a las nueve de la mañana, se dio con normalidad al menos durante una hora, donde todos siguieron las indicaciones del profesor e inclusive tenían la supervisión de una persona, el salvavidas. El profesor mostró fotografías donde evidenciaba que el lugar tenía solamente dos piscinas del mismo tamaño, una al lado de otra. Aquel día solamente estaba siendo utilizada una, pero ambas estaban llenas.

Ya entrada la segunda hora de la clase, las cosas estaban un poco movidas, ya que los estudiantes estaban un poco inquietos, por el mismo hecho que había pasado una hora de clase desde que habían empezado; por lo cual se había realizado un pequeño receso para que pudieran salir de la piscina y en caso que necesitaran ir a los servicios higiénicos pudieran hacerlo, sentarse, caminar o simplemente conversar. Los recesos eran habituales para poder continuar con las clases, daban una frescura a la clase y los estudiantes puedan continuar sin distraerse.

El profesor continuó su relato. Luego de esos minutos todos los estudiantes iban regresando a la piscina y lo hacían con mucho cuidado de no resbalarse; porque en ocasiones anteriores algunos estudiantes habían tenido accidentes, pero menores que son comunes en las piscinas.

En la tercera hora de clase, todo transcurrió un poco más movida que antes, ya que los estudiantes estaban ligeramente inquietos; sin embargo, con el Salvavidas se manejó la situación, por lo que terminaron la clase sin mayores sobresaltos.

Minutos más tardes, el profesor indica, que les dio la espalda a los estudiantes y fue por una toalla para ayudarles a salir, y cuando el profesor regresó la mirada al agua, vio que esta había bajado un poco y que todos los estudiantes tenían la cabeza bajo el agua, como si jugaran a aguantar la respiración. Seguidamente los llamó, pero ningún estudiante hizo caso a ese llamado, por lo que el Salvavidas se lanzó a rescatar a los estudiantes e indicó al portero que llamara a la ambulancia.

El profesor en su relato demostraba no saber qué había sucedido en ese momento, porque inclusive remarcaba repetidamente que la cantidad de tiempo entre que salió de la piscina y regresó la mirada había sido mínimo.

La sala había escuchado atentamente el relato que había realizado el profesor, sin embargo, todos estaban confundidos con la parte final.

  • ¿Alguna vez había fallecido algún estudiante en la escuela de natación o que hubiera tenido problemas con algún padre de familia? – Preguntó el juez – o algo relacionado con los estudiantes.
  • Ninguno señor Juez, es la primera vez que sucedía.

La siguiente persona que dio su testimonio fue el salvavidas. Empezó su relato de la misma forma que el profesor, desde el ingreso de los estudiantes. A pesar de contar con detalle su testimonio, no era diferente al del profesor, hasta que llegó al final.

  • Al acercarse el final de la hora de clase, el profesor salió de la piscina y fue hacia donde estaban las toallas, entiendo que fue para poder secarse y recibir a los estudiantes que iban saliendo. Pero sucedió algo raro, el profesor mientras caminaba se tropezó, se golpeó el hombro, quizá la cabeza y calló al piso. Seguidamente fui tras de él para ver que le había sucedido, no llegué hasta donde se encontraba, porque se paró casi de inmediato.

En los segundos donde ocurre esto, los estudiantes estaban muy sorprendidos de lo que había sucedido y solo veían al profesor. Unos minutos más tarde, el profesor se levantó y continuó lo que estaba haciendo, sin embargo, al regresar la mirada gritó asustado, porque los estudiantes estaban ahogados, por lo cual el salvavidas saltó a la piscina y llamó al Conserje. En ese momento el Salvavidas se dio cuenta que no iba ser de mucha ayuda, ellos ya estaban muertos.

Todo el juzgado estaba aún más sorprendido que al principio, al parecer esta parte de la historia era aún menos creíble que lo que había contado el profesor, ya que la cantidad de tiempo para que se ahoguen los estudiantes tenía que haber sido al menos 5 minutos.

Finalmente, el Conserje dio su testimonio, sin embargo, él solo atinó a indicar que había llamado a la ambulancia, que él no había podido ver lo sucedido. Cuando él recibió la indicación, no perdió tiempo en regresar a ver qué había sucedido.

Ante las declaraciones de los involucrados, el Juez tomó nota de las cosas que le parecían más importantes. Seguido a ello, los oficiales a cargo del caso empezaron a relatar su testimonio. 

  • Sargento Lucio, su declaración por favor.

El sargento empezó indicando que llegaron veinte minutos más tarde, cuando la ambulancia ya había llegado y tenía a todos los cuerpos de los estudiantes fuera de la piscina e inclusive, los paramédicos habían dado por muerto a todos los estudiantes .

Continuó con su relato diciendo que las tres personas adultas de ese lugar estaban sentadas juntas, una de la otra. Estaban con un shock post traumático, pero lo más raro no fue eso, sino que ellos tenían golpes en el rostro. 

Al recogerse los testimonios se entendió lo que había sucedido con el instructor, pero no con el salvavidas y el conserje; al parecer esto iba ser algo desconocido hasta juntar todos los hechos en el juicio.

También fueron presentados los exámenes de sangre realizados en comisaría, donde se encontró Dramamine una droga que puede causar alucinaciones o convulsiones, por lo que se sospechó que el instructor y el salvavidas estaban colocados antes de ir al trabajo. Dentro del expediente presentado, les fue consultado ese tema, sin embargo, no aceptaron dichas alegaciones. El examen de sangre también determinó que ese día había el primer día del consumo de ese narcótico, por lo que se logró validar lo que ellos habían alegado. Sobre el conserje, se determinó que él no tenía la sustancia en el cuerpo.

Por su parte la morgue, también entregó su informe de necropsia, donde presentó los mismos resultados, los estudiantes estaban colocados cuando habían tomado la clase y lo raro es que los cuerpos de todos los estudiantes estaban moreteados, como si los hubieran golpeado. Ante esas evidencias, todo hacía entender que ese día todos los de la clase de natación fueron drogados.

Finalmente, el informe de la policía indicó que no había ninguna evidencia dentro de la escuela de natación, la cual había sido revisada por una semana e inclusive se tomaron muestras de agua.

  • Ante las pruebas presentadas, este juzgado encuentra inocente de los cargos a los trabajadores de la escuela de natación, en vista de que no se relacionan al hecho punible, también mencionar que los trabajadores fueron perjudicados en este suceso. 
En el fondo de escucho al presidente de la junta de padres decir “apelaremos a la siguiente instancia”

domingo, 15 de agosto de 2021

El espectáculo de las nueve

En el terminal terrestre “Plaza Norte” había muchas personas haciendo largas filas para adquirir un tiquete, con el cual podrían tomar un bus y llegar a su destino. Cerca de las nueve de la noche, los tiquetes al sur ya estaban agotados, por lo que todos los que estaban en la fila tendrían que esperar un milagro para poder abordar una unidad. A pesar del momento de angustia por no saber si esperar, regresar al día siguiente o ir a otro terminal; las personas en la fila no tomaban una decisión, todos seguían inmóviles ante su propia angustia.

  • En el terminal de Yerbateros, quizá tengan buses, ya que allá salen los buses cada diez minutos hasta pasada la media noche, deberíamos ir para allá – Decía un hombre de la fila, quien quizá buscaba que los demás se unieran a la idea para que él tuviera más opciones – no creo aquí nos gestionen un bus, yo tengo que llegar a mi destino por trabajo y no puedo esperar hasta mañana, debo salir hoy.

A pesar que el señor que dio una buena opción a los demás para poder viajar, no tuvo la aceptación que esperaba. Las pocas personas que se animaron, empezaron a coordinar para ir juntos y llegar más rápido.

Con la cantidad de personas que se habían unido, se buscó una minivan con la que podían ir juntos y más barato a Yerbateros. Conforme el grupo iba saliendo del Terrapuerto, otras personas iban ingresando con paso apresurado, se notaba la necesidad de tomar un bus.

  • Nunca he estado en el terminal de Yerbateros, ni sé dónde es – Decía para sí mismo Franz, mientras miraba como salía el grupo que se había organizado – parece que es la única opción en este momento, y si todos van a ir juntos, podría ir con ellos.
  • Tenemos sitio para una sola persona en la Minivan que hemos encontrado en la avenida, ¿alguien está interesado? – Preguntó el señor que hasta ahora tenía la iniciativa – ya vamos a partir, así que se animan ahora o tendrán que venir mañana.
  • Bueno que opciones más tengo, yo debo ir, debo empezar el viaje hoy, mañana tengo que estar allá – Pensaba el joven, ante la oportunidad que se le presentaba – Yo iré señor, yo vengo solo – Dijo a viva voz frente a la fila que estaba aún formada, acto seguido tomó su mochila y caminó con el señor hacia la puerta – ¿Cuánto tiempo nos tomará llegar hasta allá? – Preguntaba – porque quizá no alcancemos.
  • Tranquilo joven, estaremos antes de las diez de la noche, y allá los buses salen hasta media noche, no te preocupes, aquí se acabaron los tiquetes porque no salen muchos buses y agrégale que las personas compran por internet, dejan muy pocos para adquirir en el mismo terminal.

El tiempo en la minivan pasó muy rápido, ese día el transito fue fluido y pasaron sin más contratiempo que el mismo recorrido, tanto así que llegaron en tan solo treinta minutos y no demoraron mucho tiempo en descender, ya que en el trayecto se había recolectado el pasaje entre todos.

Al bajar y entrar al terminal de Yerbateros, las cosas eran muy distintas al terminal de Plaza Norte; este solamente tenía filas cerca de las paradas de los buses, no era un Terrapuerto como tal, sino más parecía un paradero inicial de buses. La bulla se hacía presente, ya que los jaladores llamaban a las personas con un megáfono de mano o con voz a todo pulmón, siempre diciendo a que ciudad se dirigían. Ante esto cada persona se iba acercando para hacer una fila mientras el bus llegaba. Junto a las paradas de buses, había ambulantes, que vendían un poco de todo; gaseosas, comida, dulces, recuerdos, chucherías, entre otras cosas.

Casi a las nueve con cincuenta minutos de la noche, las personas que venían del terminal Plaza Norte, aún no tenían un tiquete, sin embargo estaban menos ansiosos porque escuchaban que aún había bus para sus ciudades.

  • Señor, una consulta. ¿Van a seguir saliendo buses?, estoy buscando uno a Tacna.
  • Joven, no se preocupe. Primero debes hacer fila porque cada vez que viene un bus suben los que están en la fila y ese mismo momento se paga, por lo que mi consejo sería que no se mueva de allí.
  • Bien, estaré a la exceptiva.

A los minutos, la fila empezó a crecer, ya que el joven no fue el único que estaba esperando, llegando a colocarse al menos treinta personas más. Sorprendido, atinó a hacerle una seña al señor del cartel que empezaba a gritar “a Tacna, Tacna” y al ver ese gesto dijo a lo lejos “Por favor, espere en la fila, en la fila por favor”. Al término de esta conversación gestual-sonora, todos los de la fila conversaban entre sí, esperando que pasen los minutos y que empezaran a llamar para subir al bus.

  • Buenas noches señores, vamos a ordenarnos. Los grupos grandes van a pasar primero y luego los más pequeños. No se preocupen, que, si no llegaran a subir, tengo confirmado que otro bus va llegar en quince minutos – decía el Señor del letrero a todo pulmón – Recuerden que el precio del tiquete es de ciento quince soles.
  • A este paso voy a ir al último lugar – Pensaba – Y quizá no encuentre asiento.

Al término de este anuncio, algunos estaban en desacuerdo porque los grupos pequeños tendrían menos posibilidades; aunque otros pensaban que era justo, porque aquel que da el servicio no le conviene o que un grupo grande vaya en dos buses, ambas cosas son incomodas. Ante este nuevo problema, todos estaban a la expectativa para poder tener la oportunidad de subir y olvidarse de ese sentimiento de angustia por no tener bus. Al estar ordenados y listos para subir, el señor del letrero recibió una llamada y esta tenía la confirmación del arribo del bus.

  • Señores, este es el bus de las diez de la noche – decía el hombre del letrero mientras paraba el bus – que se dirige a Tacna. Frente a mí se colocan por favor para poder ir acomodándolos. Las indicaciones son los siguientes; el bus tiene baño urinario, aire acondicionado, el precio del ticket como ya les comenté es ciento quince soles. Ni bien se llene el bus, este se va cerrar y cinco minutos después va partir, los que tengan maleta por favor avisar para llevarlas a la bodega del carro.

Las personas ordenadas como habían llegado y ya listos con su maleta en mano, el señor del letrero procedió a contarlos, ya que el bus tenía un espacio de setenta asientos. Del conteo, se determinó que había varios grupos, el más grande de ellos tenía treinta y cuatro personas entre jóvenes y adultos.

  • Señores, los cupos están completos, hasta el joven de rojo se va considerar parte de los pasajeros.
  • Y otra vez no alcancé un asiento, bueno esta vez por dos personas. El próximo bus es mi oportunidad – Pensaba el joven – y quizá pueda empezar el viaje.
  • Señor, disculpe, yo no voy a tomar el bus, necesito tres asientos.
  • Está bien, ¿el que sigue de la fila que solo necesite un asiento? – Preguntaba el señor del letrero – ¿alguien?
  • Yo, señor. Yo solamente necesito un tiquete.
  • Muy bien, entonces todos suban y siéntense juntos los que vengan en un mismo grupo, esto por seguridad y pueda tener un mejor control de sus acompañantes.

Conforme subieron y se ubicaron en los asientos, un ruido empezó en los alrededores del bus y al parecer solamente se terminaría con la salida del bus del terminal. Esta bulla venia de los vendedores, quienes aprovechaban para abastecer a los pasajeros de diversos dulces y platillos al paso. A pesar que ellos solamente tenían cinco minutos, debían de hacer su máximo esfuerzo para sacar sus ganancias del día.

  • Por aquí un pollo broaster, estoy al fondo. – Decía el joven a los vendedores – yo tengo sencillo – Agregaba mientras le alcanzaban su platillo en una bolsa blanca por la ventana – Ahora si que avance el bus, que debemos llegar al Sur.

Al finalizar los cinco minutos, el acompañante del chofer conto que todos los asientos estuvieran llenos y dio la señal de partida, en ese momento el bus se cerró y empezó a partir del terminal. Unos minutos después que dejaron atrás el terminal, se apagaron las luces en señal de que debían descansar porque en unas largas horas estarían en Tacna.

  • ¿Quiénes habrán abordado el bus conmigo? – Se preguntaba así mismo – he visto muchos grupos de personas, diría que al menos ocho grupos – muchos de ellos son jóvenes, quizá sean familia – Al terminar de cuestionarse sobre la procedencia de los pasajeros, el joven atinó a ver por la ventana como las luces se iban apagando y por consecuencia se alejaba de la ciudad.

El bus fue a ritmo constante sobre la pista, aprovechando las horas nocturnas para avanzar un tramo importante. El viaje parecía guiado por la luna, que los acompañaba desde la salida de Lima, mientras que el viento frio los cubría en todo el trayecto.

  • ¿Qué hora es? – Se preguntaba para si mismo Franz – ¿Dónde estamos? – Sus preguntas eran validas y más aún cuando iba en un viaje solo – Las horas que he dormido hasta ahora han sido bien aprovechados por mi cuerpo, incluso al estar sentado en un ángulo no tan cómodo para el cuerpo. Bueno trataré de seguir durmiendo – vio un cartel que decía “ICA a 10km”– por lo menos ya sé dónde vamos – el bus estaba cerca de la ciudad y se veían luces, sin embargo estas iban atenuándose conforme seguía avanzando – ahora si a cerrar los ojos.

Ya para las seis de la mañana, el bus había parado en el distrito de Yauca y todos los pasajeros habían sido puestos sobre aviso porque en la siguiente ciudad, sería la parada para desayunar.

Se hizo una parada en Chala, para el desayuno, la hora fue cerca de las siete de la mañana. En esta ciudad, se procedió a tomar desayuno en un restaurante cerca a la parada de buses, ya que alejarse podría tener el riesgo de que el bus se vaya sin ellos.

Al bajar del bus, el grupo se dividió prácticamente en dos, el grupo grande entró al restaurante “Doña Maria”, que estaba cerca al bus, mientras los demás estaban en otros restaurantes, porque el primer copaban por completo las mesas disponibles.

  • Aunque sea de pie tomo mi desayuno, sin problemas, porque igual vamos a seguir la ruta por unas cuantas horas más – pensaba Franz, esperando que pueda tomar su desayuno, a pesar de ya no tener sitio en el primer restaurante. Es momento de tomar otra opción, en la esquina del grifo deben vender – detrás de sus pasos llegaron cuatro personas más. Ya que tampoco habían tenido la dicha de conseguir un lugar – Al parecer, no sería el único que tomaría desayuno al paso, también será más rápido.

A la llegada a la esquina del grifo, que fungía como parada de buses, el ambiente cambió totalmente, ya que había tres puestos de desayuno abarrotado de gente, de los buses que iban llegando.

  • Bueno, mejor tomo en cualquier puesto, así podré regresar al bus y no me terminen dejando.

Al término del desayuno, las personas iban regresando para seguir con el viaje y resguardarse de la garua de la mañana. Cada minuto iban llegando los pasajeros y poco a poco se iba llenando el bus, es así que el chofer se preparaba para partir.

Para las ocho de la mañana, el bus empezó a calentar para continuar su camino y algunos de los pasajeros estaban ya subiendo al bus. Casi diez minutos después, los pasajeros estaban completos y el bus empezaba a moverse.

  • Parece que algunos en este bus van a divertirse. Estoy muy seguro que el grupo grande son de un colegio, quizá estén de viaje de promoción. Hasta ahora no me queda claro a qué hora llegaremos.

El viaje transcurrió con normalidad el tramo que faltaba hasta la siguiente parada, al ya ser de día, las personas estaban conversando tranquilamente. Unas horas más tardes ya por las cinco de la tarde, el segundo conductor indicó que estén preparados para bajar, porque estaban a una hora del Terrapuerto en Tacna. Tras la indicación, los pasajeros empezaron a ubicar sus pertenencias para bajar.

Al pasar el tiempo acordado, el bus llegó al Terrapuerto y los pasajeros bajaron a recoger sus maletas de la bodega. La noche ya empezaba en Tacna y las avenidas empezaban a tornarse multicolor y el viento de primavera hacían ese momento el más sublime.

Las personas de aquel bus, salieron para la avenida industrial a tomar una movilidad que los separaría de tan largo viaje que habían hecho en conjunto con algunos desconocidos.

  • ¿Señor, disculpe, una consulta, usted sabe dónde venden periódicos?
  • Joven, en la salida hay una caseta donde venden, quizá tengan periódicos, lo digo por la hora.
  • Muchas gracias.

El joven fue a la caseta, sin embargo, no encontró todos los diarios de circulación nacional, pero eso no lo desanimó, al contrario, atinó a preguntar al vendedor.

  • Buenas tardes, ¿Cuánto está este periódico?
  • Buenas tardes joven, realmente no es un periódico, sino un semanario y realmente no hay buenos artículos, si deseas noticias te recomendaría otros.
  • Bueno, igual lo llevaré, ¿Cuánto esta?
  • Cinco soles.
  • Listo, cóbrese, me lo llevo.

De camino al centro comercial Tacna Centro en un taxi, el joven estuvo ojeando el semanario que había comprado. “El tour de Ciro en Tacna”, el título que más le llamó la atención, pero que no pudo completar la lectura del artículo, porque llegó a su destino rápidamente, ya que en Tacna todo es cerca, por ser una ciudad pequeña.

Al entrar al centro comercial vio que vendían de todo, él solo compro unos dulces para el camino y buscó unos audífonos por si se malograban los que tenía. Antes de salir de aquel lugar, compró una hamburguesa porque el bus no llegó a parar para almorzar.

Al preguntar en la calle a los ambulantes que tan lejos estaba la plaza, le indicaron que realmente estaba lejos y en caso pretendía ir caminando que mejor tomara un micro que pasa por la avenida, que este lo dejaría en la misma plaza.

Los lugareños no terminaron de explicar y ya estaba el micro llegando al paradero o lo que parecía uno, motivo por el cual todos le empezaron a señalar que ese micro debía de tomar y el joven en un sentido de supervivencia corrió, para que no lo dejara.

  • Tacna se parece a Lima, pero en tamaño escala – se decía así mismo mientras bajaba de el micro y procedió a acercarse a la iglesia – unas fotos y al arco, son cosas que no puedo dejar de hacer, para poder vanagloriarme en redes, como decía el blog de ytuqueplanes.com.

Cerca de los ocho de la noche, la plaza estaba muy bien iluminada, porque al parecer en ese lugar se realizaría una presentación de danzas locales, lo que motivó a Franz sentarse. Al término de la micro presentación, un joven invitó a todos los espectadores a que se iba a presentar danzas típicas en la Universidad Jorge Basadre ese mismo día a veinte soles.

  • Joven, me interesa, supongo que van a presentar danzas típicas de la zona, pero me queda una duda, ¿dónde puedo comprar una entrada?
  • En plaza vea, que está a cinco minutos caminando, vas hasta la avenida Cusco y tomas la izquierda por tres cuadras. El espectáculo empieza a las nueve.

Como le había mencionado el joven informante la distancia fue correctamente marcada y a paso firme se cumplió con el tiempo. El centro comercial era lo que más iluminaba la calle e inclusive las intersecciones se veían muy oscuras y desoladas.

Al entrar al centro comercial sintió que había entrado a otra realidad, el exceso de luz hacía que se sintiera bien, que se sintiera con ganas de quedarse allí y no saliera; era una pisca de la modernidad que iba llegando a Tacna.

  • Señor buenas noches, una consulta – decía Franz amablemente al señor de seguridad – donde venden entradas para el espectáculo de danzas típicas de la Universidad
  • Arriba – Indicó el vigilante con una voz muy fuerte y desinteresada – si no lo encuentras busca el letrero.
  • Gracias señor – que raro hombre pensó, pero no dijo nada más.
  • Sube uno solo - dijo muy bajo a su radio, el agente de seguridad - anótalo.

Al subir el joven vio al grupo grande del bus también entrando al centro comercial, pero no le tomó mayor atención, aún estaba pensando en la diferencia entre la calle y lo que veía. Al llegar al segundo piso pudo divisar rápidamente el cartel de la publicidad, por lo que se acercó al mostrador a adquirir su entrada, el vendedor le preguntó si solo un tiquete a lo que el afirmó con la cabeza y el vendedor al observarlo, le dijo a qué lugares más podía ir si venia de visita, a lo que el joven agradeció. Seguidamente, el vendedor le pidió su DNI para registrarlo y le entregó su boleta con su tiquete. Inmediatamente se retiró y regresó a las escaleras para irse.

Mientras descendía se percató que una joven saludaba a una señorita, él bajaba y ella subía, parecía que no se conocían y se tornaba extraño cuando se percató la vestimenta de la joven, que parecía un pijama para dormir, como de un dragón. El joven se había quedado mirándola muy bien, en un par de minutos se podía ver que su interés había crecido. Franz estaba bajando detrás de él y no escuchó que comentara alguna cosa en voz alta, pero se percató que fue en dirección a las escaleras de subida.

Al salir de plaza vea, Franz se cuestionó así mismo si debía ir directamente a espectáculo, ya que aún tenía tiempo para conocer la ciudad, es así que decidió ir caminando a la Mezquita Ba bul Islam, que estaba a unos diez minutos.

Cuando estuvo a unos metros, vio que el lugar estaba iluminado, por lo cual aceleró el paso para poder hacer el recorrido de forma rápida. Su alegría duró poco ya que se dio con la sorpresa que solamente estaba iluminado por fuera y atinó a tomarse algunas fotos.

  • Bueno, quizá mañana vuelva a pasar por aquí pero más temprano, quiero saber como es por dentro – pensaba mientras se alejaba poco a poco del frontis mirando su reloj – Ahora si falta poco para las nueve, es mejor ir de una vez – al voltear divisó un taxi amarillo a lo lejos, por lo que le hizo una señal para arribarlo.

Después de la negociación del precio turista, el taxista llevó a su pasajero rápidamente, si bien la universidad no estaba lejos, caminar iba tomarle demasiado tiempo y llegaría tarde. Cinco minutos después, Franz ya había llegado. Al bajar del taxi no veía lo que él esperaba encontrar, porque en el frontis no había ningún anuncio ni personas caminando hacia la puerta principal. Al estar en la puerta, solamente le pidieron su tiquete, que tenía impreso un código y un color, así que lo dejaron pasar al confirmar esa información.

Al ingresar, le señalaron el camino que lo iba a llevar al auditorio. Pasos más adelante, encontró una pequeña escalera que lo llevaba al auditorio. Ya cuando ingresó y se sentó, vio que aún no iniciaban, por lo que sacó su semanario y se puso a ojear. Al pasar unas hojas, encontró un titulo “¿Un caso de pishtacos en Tacna?” y que tenía los pormenores de una mujer que fue raptada.

  • Estas historias son impresionantes – Pensó Franz – como cuando Anthony Choy cuenta en su programa. Espero que sean solo historias inventadas – empezaron a bajar las luces, de modo que tuvo que cerrar su periódico – ya va empezar.

El joven al voltear para ver si el auditorio estaba lleno, vio nuevamente a la persona del pijama del dragón, pero esta vez estaba siendo intervenido por dos oficiales.

  • Deja vú.

Al apagarse completamente las luces del auditorio y empezó el espectáculo, todos se enfocaron en el primer número, que fue titulada por el presentador como “La Zampoñada”, el cual tenía a ocho parejas dando el mejor espectáculo. Al terminarse, las luces se volvieron tenues y los artistas, se despidieron del público entre aplausos.

Antes de cesarse los aplausos, una mujer se acercó al estrado impaciente, buscando al presentador, mirando de reojo detrás del telón para hacerle una señal y que puedan atenderla. Cuando parte de la administración del espectáculo se percató que una persona del publico estaba cerca del estrado, atinó a acercarse a ella para ver que necesitaba, es así que ella atinó a contarles lo que le ocurría.

Una vez que terminó el primer número, la encargada del espectáculo le hizo una señal al presentador para que se acercara y le indicó que la señora quería hablar en el micro, por ser de carácter urgente. Ante esto, el presentador le hizo un espacio a la mujer después de los aplausos, quien tomo el micrófono y empezó a decir que su hija no había regresado de los servicios higiénicos, seguidamente empezó a describirla para saber si alguien la había visto. Ante esas palabras tristes y llenas de desesperanza, no calaban en el público. Muchas personas del público murmuraban y otras aprovechaban el entretiempo para acudir a los servicios higiénicos, lo que también hizo Franz.

Un hombre del público indicó que él había visto a la chica con un joven de mochila y que seguramente estaría afuera con él; mientras que el taquillero indicó que ese joven del que hablaban lo había visto entrar y que el recordaba que su tiquete era de color morado, que por ese detalle podrían reconocerlo. Al escuchar esto Franz pensó que no se referían a él, por lo tanto, siguió caminando tranquilamente. Unos pasos más adelante, escuchó a lo lejos que se referían a un joven solo que iba con una mochila grande, por lo que el joven procedió a acelerar y buscar donde esconderse.

  • El Perú es un país con poco objetividad para preguntar cuando ocurre algo malo y más aún cuando el acusado es un foráneo – pensaba para si mismo, mientras escuchaba que esa persona había venido sola y estaba de paso en la ciudad – creo que no tengo mas dudas, ellos hablan de mí, es mejor que me ponga a buen recaudo – se decía a si mismo mientras caminaba a los servicios higiénicos y vio que estos estaban atrás del auditorio y escaleras abajo – creo que cuando pase unos minutos más, se van a calmar.

Un minuto después la mujer por el micro empezó a decir las características de la persona que se había llevado supuestamente a su hija y todos estaban atentos. La descripción era exactamente la del joven y los comentarios empezaban a avanzar entre la gente que iban a los servicios higiénicos.

  • Hablan de mí, no hay duda – Pensaba para si mismo, mientras bajaba las escaleras, a lo que escuchó “está yendo al baño, síganlo” – si me encierro en el baño, no podrán sacarme, pero en caso no tenga una puerta dura, la tirarán abajo – seguía bajando mientras veía que, a la izquierda de la puerta del baño, había otra puerta, que estaba aparentemente cerrada – por aquí debo irme, no tengo más opciones – al forzar la puerta unas veces, logró abrirla – primero bloquearé la puerta.

Al evitar que la puerta pueda ser abierta por fuera, los que seguían al joven, entendieron que esa puerta no podía ser donde estaba porque no se podía abrir, así que entendieron que el fugitivo debía estar solamente en los servicios higiénicos. Al mismo tiempo el joven en la oscuridad pudo entender que estaba en un cuarto de servicios, lleno de utensilios de limpieza. Unos segundos tuvo que esperar para poder ver mejor en la oscuridad y pudo percatarse que en techo había cables y tubos de servicios, los cuales siguió con la mirada y pudo percatarse que este cuarto tenía otra puerta, que estaba sin llave, de modo que pudo entrar sin problemas y encontró un pasadizo con una la luz tenue, tanto así que solo permitía ver a pocos metros hacía adelante, él solo aceleraba el paso, porque aún sentía que estaba en peligro.

Conforme iba avanzando, empezó a ver muchas puertas, que iba intentando abrir, pero todas estaban cerradas con llave, ya que quizás no habían sido usadas en mucho tiempo. No se detuvo a intentar más y siguió avanzando; sin embargo se escuchaban ruidos y Franz sintió miedo, porque el ruido parecía un chillido de ratas, por lo que empezó a buscar de donde venia.

Unas puertas después, encontró el origen del ruido, que cambió la perspectiva del sonido, fue que en realidad eran ruidos de sufrimiento de personas, que se encontraban en un cuarto cerrado, en el cual no se veía ninguna luz que salía por las rendijas de la puerta. Al darse cuenta que no podía abrirla, siguió su camino, pensando en como ayudar a esas personas. Al final del camino, vio que la salida estaba a su derecha y que a su izquierda se encontraba un gabinete contra incendio, donde había un hacha.

  • Esto puede ayudar, debo regresar – decía Franz, tomando el hacha – es la única forma de que esas personas salga, no creo que estén por su voluntad allí – murmuraba mientras caminaba hacia la puerta – retrocedan, voy a intentar romper la puerta.

A punta de golpes, logró hacer un forado lo suficientemente grande para que salgan las personas que estaban dentro, aparentemente todas eran mujeres y jóvenes. Cuando salieron se pudo notar que todas estaban vestidas de blanco con un tatuaje en la pantorrilla izquierda.

  • ¿Por qué están aquí? – Preguntó Franz, no obstante, no recibió respuesta – ¿qué les ha pasado? – Solo mostraron su pierna con la marca – para que puedan salir, deben ir hacia allá, hay una puerta – no le respondieron, pero empezaron a caminar con paso muy lento, arrastrando su pierna izquierda – al regresar la mirada para dentro de esa habitación, vio a la joven del pijama de dragón – ¿tú no vas a salir?, te están buscando – la joven estuvo demasiado aterrada y no podía reaccionar – no te puedes quedar aquí.

La joven no podía emitir ninguna palabra y al parecer estaba en ese lugar hace pocas horas, por lo que salió temblorosa y muy despacio, arrastrando su pie ensangrentado.

Si bien Franz hizo ruido durante la destrucción de la puerta con el hacha, en el exterior no se había escuchado, dado que las personas que lo buscaban, solamente se limitaron a buscarlo entre los que se encontraban dentro de los servicios higiénicos, claro está, no lograron encontrar a nadie con las características que se habían mencionado. Es por ello que buscaron en los servicios higiénicos de damas, donde tampoco encontraron nada. Ante la oscuridad de la noche y la poca luz que tenía el lugar, no pudieron divisar a lo lejos a nadie que estuviese corriendo; por lo cual entendieron que esa persona se había desaparecido.

  • ¿Quién habrá puesto a esas mujeres en ese lugar?, ahora depende de ellas poder llegar a salvo a casa – pensaba Franz mientras iba corriendo hacia el otro extremo – Aquí hay una escalera de extensión de madera, al menos se podrá salir – al colocarlo en la pared, prosiguió con subir y salir por el pequeño espacio que se tenía – este espacio es suficiente para salir.

Ya al estar afuera, respiró mas tranquilo, porque estaba a unos cien metros del auditorio. En ese momento de pie, pudo escuchar muy bajo “aquí hay mujeres, están heridas, llamen a una ambulancia”. A lo lejos se veía como muchas personas se acercaban a ver quienes iban saliendo, sin embargo las mujeres no podían caminar por si solas, por lo cual solo las acostaron en el suelo mientras esperaban a la ambulancia.

Al instante sonó un celular.

  • Aló, ese dato que me diste es correcto; son seis mujeres, pero hay una más, una joven, quizá no tenía mucho tiempo encerrada. Pero no está tu hija. Sácame de acá. Han llegado a Tacna.

lunes, 2 de septiembre de 2019

Una salida sin salida

  • ¡Esta vez debemos aguantar más o no se irán! – Gritaba el líder, seguidamente agitaba su brazo izquierdo – Hoy tenemos que vivir o morir, porque si no ellos siempre vendrán a intentar sacarnos, este es nuestro lugar y si ellos se lo quedan nosotros habremos perdido lo poco que tenemos.
Los Sijunis se veía en el fondo, caminando hacia ellos, con toda la intensión de venir a terminar la tarea que se les fue asignada y dispuesto a todo; sin embargo en las calles nada había cambiado, seguían siendo la misma; vendedores ambulantes ofreciendo sus productos, personas caminando, mirando y hablando, vehículos yendo y viniendo, mientras que el clima tenía una sensación más fría de lo normal. Cada minuto que seguía, los Sijunis seguían acercándose, hasta que su presencia se sentía en la calle. Momentos siguientes su arribo, el silencio se hizo cada vez mayor y tras su caminar dejaban una polvareda, que hacía parecer que era una neblina.
  • Tenemos que hacer un cordón de resistencia y debemos buscar que ellos retrocedan – decía el jefe de los Yunkis mientras los demás buscaban con que defenderse; algunos tomaban palos, otros piedras y unos pocos tenían armas – parece que vamos hacer historia con sangre.
Parte de los Sijunis empezaron a avanzar hacia los Yunkis y estos solo atinaron a lanzar piedras para hacerlos retroceder y poder resistir hasta hacer un plan de contrataque; sin embargo los Sijunis estaban bien protegidos con sus chalecos anti-traumas, por lo que siguieron avanzando sin mayor problema, abriéndose paso con sus varas anti-motin, golpeando a todos lo que se cruzaran delante de ellos, por lo que algunos hombres de los Yunkis, al no tener como aguantar esos golpes, rompieron filas y corrieron a buscar donde esconderse, algunos se pusieron detrás de los autos, otros detrás de postes, otros empezaron a meterse en cualquier casa que estuviera abierta; todos con una sola idea: “contraatacar”.

Los Yunkis no tenían como ganar la batalla, tal vez en número eran más que los Sijunis, sin embargo ellos tenían mejor equipamiento, con el cual podrían terminar con los Yunkis en minutos. A pesar de estas diferencia marcadas, un error de los Sijunis, los podrían hacer perder todo, porque la superioridad numérica de los Yunkis era evidente, inclusive para ellos.

En ese momento ambas trincheras tenían que decidir si perderlo todo (su vida, su familia, sus sueños, sus esperanzas) o buscar ganar la batalla. Todo eso tenía que sobre pesarlo, para poder seguir adelante.
  • Yo no puedo seguir acá, debo irme – pensó el joven, mientras retrocedía, palpaba una pared y veía al enemigo, e iba buscando donde entrar para esconderse – No hay salida, no podré salvarme – Un grupo de jóvenes de los Yunkis también retrocedían con él, ya que al parecer los Sijunis seguían avanzando despacio y ganando mucho terreno – debe existir alguna salida en esta casa, no parece que esté completamente construida.
El enfrentamiento estaba empezando a ponerse más tenso, las balas  empezaron a volar por los aires y las pocas piedras de los Yunkis ya se estaban terminando. Esta lucha iba poniéndose más y más violenta, con más golpes y gritos, con más polvo en el aire. Al parecer los Sijunis estaban entrando con fuerza y los Yunkis estaban siendo acorralados, por lo que tres muchachos vieron como mejor opción seguir al joven, quien iba entrando a una casa, en lugar de quedarse a terminar la lucha.
  • ¿Qué debemos hacer?, ellos nos van a atrapar y nadie sabrá que hicieron con nosotros, ninguna persona nos va a ayudar después, aquí solo hay un cosa clara, si desaparecemos nadie lo notará – Decía uno de los jóvenes de los Yunkis muy asustado y angustiado, mientras intentaba apurar a los demás a que busquen una manera para poder salir de ese enfrentamiento – es momento de buscar una salida o tal vez debamos trepar la pared, sobrado podemos salir por ahí, aunque se ve que es bastante alta, prefiero una hueso roto, que estar encerrado por muchos años.
  • Vengan – Se escuchó la voz de Sergio, quien había movido un tripley de madera que estaba recostada en una pared de ladrillo – miren lo que encontré aquí – Sergio iba desempolvando la pared con la mano, al salir el polvo se iban notando algunas palabras – salida a Calle 1, calle 2, calle 3, calle 4, no usar – Las indicaciones de esta pared hacía pensar que en el lugar estaba acondicionado para escapar, aunque por las caras de los presentes no tenían conocimiento a donde daban estas salidas de escape, sin embargo en ese momento tenían que tomar una decisión o tomar la salida desconocida o morir – Ya no hay tiempo, es momento de elegir, tal vez sin conocer que nos dará al cruzar estas salidas, pero es eso o quedarse acá y ser atrapado.
Uno de los jóvenes del grupo logró divisar una escalera de madera, la cual estaba tirada debajo de un plástico color negro, que era casi imperceptible al estar lleno de tierra, sin embargo dejaba ver una pata de la escalera. Sergio rápidamente la colocó para poder ser usada y tomo la opción “calle 1”, mientras los demás jóvenes lo apuraban con susurros, para no ser escuchados y más porque todos querían salir, ya que los Sijunis seguían acercándose.

Al terminar de subir la escalera, Sergio vio la mitad de la casa construida totalmente e inclusive se veía a medio construir el segundo piso, mientras la segunda mitad le faltaba construir el techo, además tenía un patio grande con algunas jaulas con animales de campo y una pequeña plantación de maíz, ya por cosechar. Lo que vio luego fue un tanto inusual, ya que no encontraba una relación entre los nombres y el camino que debían tomar. Lo desalentador era que lo que él veía era lo único que tenían como camino, por lo que se tomó unos segundos para analizar el perímetro de la casa para poder encontrar una pista de donde seguían los caminos, esta búsqueda dio resultados; en el perímetro del frente encontró los números 1, 2, 3 y una X, mientras que el en segundo piso divisó el 4, motivo por el cual empezó a avanzar hacia la opción que había elegido. Para ese momento, en la calle había mucha bulla, sin embargo a pesar de estar a la altura de un piso no lo podían ver.
  • Apúrate, debes avanzar, nosotros también necesitamos la escalera – susurraba un joven que se encontraba tomando la escalera y estaba lleno de nervios y angustiado por no saber qué iba a suceder sino subiese a esa pared – en las afueras el fuego ha cesado nuevamente, los Sijunis están avanzando – debes avanzar, solo avanzar.
  • Deben usar el perímetro, al frente están las salidas 1, 2, 3, y la x. Que tengan suerte – Dijo Sergio pasando rápidamente a su camino, mientras los demás iban subiendo uno a uno, eligiendo diferentes opciones, ya que él había dicho que las salidas podían ser elegidas todas a la vez, sin embargo ellos eran cuatro y uno debía esperar subido en la pared hasta que el otro haya avanzado lo suficiente para poder subir –Yo tomaré la salida “Calle 1”, parece que va llevarme a una calle principal, por algo es la opción 1.
  • Ahora sigo yo – A lo que jaló la escalera para poder acceder a su boleto de salida y los otros dos jóvenes lo alentaban para que subiera rápidamente – Suban rápido.
  • Ahí voy, con fe – En ese preciso instante, solamente faltaba una persona a que subiera y el fuego había cesado, solamente se escuchaban pasos y voces – Ya se ha terminado todo o están recogiendo cadáveres – Pensó el último joven mientras iba subiendo la escalera y los demás iban a toda prisa por el perímetro construido – Es hora de apurarme sin ver atrás, desde ahora cada uno ve cómo salvarse.
  • ¿Por qué yo debo ser el último? -  decía el ultimo joven mientras tomaba la opción “Calle 4”; que hizo conjuntamente con tirar la escalera para que no pensaran que habían huido por allí y el mismo polvo de la caída tapó parte del uso que le habían dado a la escalera, y la otra parte fue el polvo de los Sijunis que había dejado al entrar a buscar sobrevivientes, por lo que pasó por desapercibido el escape de estos cuatro (4) jóvenes – ¿Para donde darán estas salidas? – Se preguntaba para sí mismo – No espero que me reciban al otro lado pero al menos un camino libre para poder escapar.
Mientras los jóvenes iban caminando en el perímetro de la casa contigua para tomar las salidas elegidas, unas personas que estaban dentro de la casa, los vieron caminar por el perímetro de la casa; sin embargo no dijeron nada, solo atinaron a observarlos. La desesperación que tenían les jugaba en contra porque era necesario ir rápido, pero al mismo tiempo no hacer mucha fuerza o resbalarían y a esa altura había posibilidades de darse un golpe fuerte. Su estrategia en la forma de avanzar hizo que puedan llegar todos al extremo, donde ellos podían considerarse a salvo, ya que la calle estaba siendo posesionada por los Sijunis y ninguno de los Yunkis llegaría por ellos a rescatarlos.

El polvo bajó poco a poco, lo que hacía que se pudiera divisar mejor a todos los que estaban cerca. A pesar de esta mejora de la visión, nadie fue apresado, por alguna razón todos habían huido de manera exitosa.
  • No lograron atrapar a nadie, ¿cierto?, Ahora que vamos a decir, ¿Qué la tierra se los tragó a todos? – Decía molesto el jefe de los Sijunis – tenemos que observar bien, ellos conocen mejor el lugar que nosotros y pueden estar escondidos en alguna parte, tal vez estén todos juntos.
Los Sijunis hacían trabajos sobrehumanos para poder divisar la ubicación del enemigo, a pesar que todas las casas podían ser un escondite, aunque ninguna tenía movimiento por dentro. Por lo que no tuvieron éxito y su única opción fue retirarse, ya que el contrataque iba ser inminente y ellos debían de volver a revisar los mapas del lugar para poder saber si había algún lugar por donde los Yunkis podían escapar.

Mientras los Sijunis buscaban, los jóvenes estaban listos para la siguiente parte del camino, los cuales no eran iguales para los cuatro, ya que la opción “Calle 4” tenía que entrar al segundo piso, el cual estaba totalmente abandonado y oscuro. Por otro lado las otras 3 salidas daban a unos ductos tan grande como para el tamaño de una sola persona, además estos no se veían muy limpios ni con mucha visibilidad; sin embargo los tres jóvenes decidieron lanzarse sin dudarlo. A lo que entraron a los ductos, empezaron nuevamente los disparos, ya que los Yunkis habían considerado oportuno el contrataque.

La salidas daban a calles contiguas, pero todas salían a lados diferentes entre si - ¡Nooo…¡, – Gritaba Sergio mientras agitaba las manos e iba cayendo al fondo del ducto – Parece que no termina este camino, parece que no tiene fin – continuaba gritando dentro del ducto, mientras en los exteriores habían vuelto a cesar el fuego y los Yunkis habían retrocedido lo suficiente para que Los Sijunis tomen posición definitivamente de esa calle – creo que ya se ve la luz, ahora debo escapar antes que me encuentren.

Al salir del ducto el joven vio mucha basura dentro de  bolsas negras por todos lados, montículos de desmonte, algunas fogatas humeantes con piedras en los bordes, algunas jaulas con dimensiones donde podían entrar animales grandes. A pesar de que habían restos del paso de los hombres, solo se veía una persona caminando – ¿Dónde estoy? – Se cuestionó el joven en voz baja, a lo que esa persona se acercaba a una jaula -¿Qué está haciendo ese hombre?

El joven caminaba rápido en dirección a esa persona y este caminó hasta quedarse frente a una jaula, donde había una persona.
  • Corre o terminaras así – decía en voz alta esa persona quien en ningún momento volteo a  verlo – ellos están cerca y querrán atraparlos a todos, toma un avión que siempre vuele al sur, ese es el camino – El hombre que empezó a levantar las manos, haciendo una señal al cielo – Es momento de correr – grito con voz terrorífica – es hora.
El joven corrió apresuradamente buscando donde esconderse, a lo que encontró un pasaje de nombre “sur” y seguidamente entró a esa calle, sintiendo que esa era la señal que aquel hombre le había indicado.

El joven sintió que no podría respirar y gritó - ¡Nooo…! - Sin embargo rápidamente se dio cuenta que si podía respirar y que no estaba siendo perseguido por nadie y que solo estaba echado en su cama.
  • Solo fue un sueño, no debo preocuparme, solo un sueño – el joven seguía respirando rápido y fuerte, tomando todo el aire posible que lo pudiera calmar y reconfortar. Al tener un poco más de conciencia de su entorno, empezó a buscar con la mirada su reloj, para poder saber cuánto tiempo había pasado – Son las 11:30pm, solo he dormido 10 minutos, sentí que había pasado más que ese tiempo.
Esa noche pasó con tranquilidad, dejando pasar los malos pensamientos; sin embargo el joven no se decidía por dormir, porque se sentía raro, cansado y tenso. Él lo sintió muy real y debía tomarlo como un sueño. Pasadas las horas el cansancio hizo que su cuerpo se apague y pierda el control sobre su determinación si dormir o no.

Para la mañana siguiente, el joven hizo su rutina con normalidad, hasta que al salir de su casa, donde tuvo que cambiar su camino hacia su trabajo, porque estaban arreglando las pistas y decidió caminar esas pocas cuadras que a veces prefería hacerlo en bus.
  • ¡Ese hombre me parece conocido! – pensaba el joven mientras caminaba con las manos dentro de sus bolsillos de su casaca – Lo único que no recuerdo es donde lo he visto.
Sin tomar mayor atención siguió su camino a sus centro de labores, donde vio pasar mucha gente, carros, ambulantes, niños y ancianos. Todo lo que veía estaba dentro de lo que él consideraba normal - Este hombre me pareció muy atrayente – pensó el joven, mientras llegaba a su centro de labores – debo olvidar esos absurdos pensamientos, o seguiré preguntándome todo el día si ese sueño tiene algún significado.
  • ¿Estás bien? – Preguntaba un amigo – tienes una cara de haber visto un fantasma.
  • Todo bien, gracias por preguntar. Solamente estoy un poco cansado, supongo que por eso me veo así, pero descuida, tomaré una taza de café y se me pasará.
  • Esa es una buena opción, yo siempre tomo una taza de café en las mañanas y durante el día estoy pilas.
  • ¿Puedo hacerte una consulta? Pero una consulta inusual, no me vayas a tomar por loco.
  • Sí, claro. No creo que sea tan inusual para mis oídos, hasta ahora he escuchado cada caso, no te preocupes.
  • ¿Crees que los sueños dan señales o son la visión de algo?
  • No estoy seguro, pero si fuera así, todos podríamos tener señales, ya que todos soñamos y sería muy rara nuestra forma de actuar, sabiendo parte de lo que te va pasar.
  • No es que yo crea –Decía el joven, mientras movía su cabeza reafirmando su postura – sino que ayer vi un documental acerca de los sueños y como mucha gente cree que son señales o avistamiento del futuro.
La conversación llegó a su fin de forma abrupta, puesto que el jefe vino a dar señal de que empezaba la hora de trabajo y aquellos jóvenes tenía la difícil misión de arreglar un vehículo (cada uno). Mientras la mañana pasaba, los jóvenes iban haciendo su máximo esfuerzo para poder encontrar la solución de la tarea encomendada.

Para la hora del almuerzo, ambos amigos se sentaron juntos y charlaron. En el comedor, no solo estaban ellos, sino sus demás compañeros, quienes compartían cada día las mesas y charlas de los almuerzos.
  • Estuve pensando en lo que le preguntaste a George, algunos videntes dicen que sus sueños les dicen que va pasar y ellos lo transmiten. O algunos diarios tienen una sección donde interpretan los sueños – comentaba otro compañero del trabajo – Solo te buscan sacar dinero y uno que piensa que lo ayudaran en algo y solo te estafa.
  • Algunos programas del medio día presentan a este tipo de personas, pero yo pienso que ellos hacen un espectáculo, porque de eso viven.
  • Alguna vez soñé que tenía mucho dinero y mírame aquí, no estoy muy seguro cuando vendrá ese dinero – Comenta el amigo mientras ríe – pero siempre hay que esperar.
  • Yo creo que los sueños son parte de nuestro subconsciente – comentaba a voz media uno de los que estaba en la mesa – bueno eso leí en alguna revista.
Después de esa última intervención la conversación cambió de tono totalmente y se terminó comentando el último partido del Barcelona con el Real Madrid; al parecer era el tema del momento después que los Culé golearon al equipo merengue.

El turno de la tarde pasó de manera breve, entre arduo trabajo, el calor, cansancio, esfuerzo y diversión. A pesar de ello, los amigos seguían tranquilos trabajando.
  • Bueno George, nos vemos mañana – decía el joven a su amigo de trabajo – Ya es momento de regresar a casa.
  • Así es, mañana será un nuevo día.
Al término de un apretón de manos, ambos caminaron hacia su paradero, metiéndose entre las personas y perdiéndose a la vista del otro.
No hay futbol hoy en la televisión, pero seguramente hablarán del partidazo que se jugó Barcelona – Pensaba para sí mismo, mientras que veía la ventana y por esta a los peatones esperar su carro, los cuales por un momento del día dejaban de ser trabajadores para cambiar su condición a transeúntes, peatones, pasajeros y otros, lo que hacía que rápidamente tengan una denominación especial para cada caso – Si fuera el tema jurídico, la imputación del caso sería interesante, porque uno sería el juzgador y el otro el juzgado, ya estoy yéndome hasta el fondo del pensamiento humano, pero si tuviéramos etiquetas esas serían, el Señor, la Señora, el joven, la señorita, podrían ser algunas etiquetas que nos daríamos unos y otros. – En el transporte un cantante subió y empezó a tocar su cajón, con un tema muy pegajoso hizo que volteara hasta el pasajero mas despistado, la canción hacia justicia a cada sonar del cajón, fue una gran melodía que daba alegría a cada persona en esa unidad de transporte público, como era de esperar muchas personas le dieron una colaboración simbólica y sincera al cantante, quien había hecho su mejor interpretación, esa noche – la canción estaba excelente – Decía el joven mientras extendía su mano al cantante para darle una colaboración, quien estaba recibiendo una gran propina –buena canción.

El cobrador empezó a pasar por cada asiento cobrando pasaje, por lo que el joven pagó el monto habitual, el precio de no caminar. Ese día le dieron boleto, como ningún día que el recuerde, por algunas cuadras por lo general no te daban boleto.

Mientras entraba a su casa Sergio, iba descargando sus bolsillos, dejando sus llaves conjuntamente con algunas monedas o papeles sin importancia. Entre lo que iba sacando encontró el boleto que le habían dado el cobrador del bus, el cual le había parecido raro y en ese momento se dio la molestia de revisarlo, a lo que pudo encontrar que al reverso decía “hoy sigue”. Este mensaje a Sergio no fue relevante y desechó todo al contenedor de basura.

Minutos más tarde, el joven tomó su control y se dispuso a ver televisión, sin embargo no había programa interesante por ver, por lo que del cansancio y el aburrimiento, su cuerpo se apagó.
  • No hay programa para ver y yo pago televisión satelital, es momento de  dejar de pagarlo – Decía Sergio – bueno habrá que ver cualquier cosa, aunque mis ojos se cierren – al primer parpadeo pesado vio todo diferente – ¿qué es eso?, creo que ya debería ir a dormir a mi cama – a pesar que pasaban los segundos y él sentía como atrapado en el sillón – no lo entiendo, me siento que me estoy cayendo pero sigo sentado – Sergio sintió entrar en una montaña rusa y su mente parecía estar cayendo en esta – ¿qué está pasando? – Se preguntaba para sí mismo – no entiendo que pasa – instantes después se dio cuenta que estaba en su sillón, pero no veía el televisor que estaba en frente – no está mi televisor, como es posible que haya desaparecido en veinte minutos.
Al instante que se percató que su televisor no estaba, lo confirmó yendo al lugar donde antes lo había visto, sin embargo no vio que hubieran huellas allí, por lo que atinó abrir la puerta pero todo estaba igual que antes, por lo que volvió al sillón para pensar que hacer, porque si había sido un robo, él debía ir a denunciar.
  • Y ahora que pasa – pensaba mientras escuchaba que empezaba una balacera fuera de su casa – que rayos pasó, no entiendo nada, debo ver que está sucediendo – Sergio salió a la calle a ver si algo estaba diferente que antes y logró divisar las mismas personas del último sueño, donde estaban defendiendo su territorio – Ahora debo huir nuevamente, ¿Qué hacen por acá? – Se cuestionaba todo lo que veía, pero no caía en cuenta que sino corría, tendría un destino fatal – Ahora, ¿para dónde debo ir?
Una bomba estalló al frente de su casa del joven, por lo que él salió volando contra una pared, que lo resistió pero también recibió un duro golpe en la espalda.
  • ¿Qué está pasando?, yo no debo estar metido en esto – reflexionaba ya con la mirada perdida y su cuerpo lleno de sangre - ¡Auxilio!
Todos los que estaban luchando, vieron tirado al joven, sin embargo nadie se acercaba a ayudarlo, solo atinaban a escapar del enemigo. El joven se arrastró a su casa, ya que la única forma que lo ayudasen era pidiendo ayuda a una ambulancia o bombero o morir allí.
  • Es aquí – Decía un hombre que estaba intentando entrar a la casa de Sergio – la derribamos, esa es nuestra última opción – al lograr tirar abajo la puerta, encontraron al joven desmayado en su sillón con sangre en la nariz - ¿Él es nuestra amenaza?, debemos llevárnoslo, aún sigue con vida.